De "te veo morder el boli y pasar la página".
De quién será el causante de su sonrisa al mirar el móvil.
De apartar la mirada cuando me mira y poner esa canción que creo que está escuchando.
Pillarte de reojo mirándome.
Y pasar por tu lado al salir, esperando causar un leve pensamiento sobre si me verás mañana.
Cascabel
martes, 25 de octubre de 2016
Besos
Besos de esos,
En mitad de la lluvia
De los que paran el tráfico
Y se los lleva el viento.
De los que roba el príncipe
Y olvida el despertador.
En mitad de la lluvia
De los que paran el tráfico
Y se los lleva el viento.
De los que roba el príncipe
Y olvida el despertador.
miércoles, 5 de octubre de 2016
Si tú y yo...
Me sigo preguntando si "tú" y "yo" son más que pronombres.
Si son la cama deshecha de cada viernes. El olor en las sábanas.
Si son los whatsapp que nunca recibo. Ese "en linea" que nunca responde.
Me sigo preguntando si "te quiero" es una frase inacabada. Te quiero... en la cama. Te quiero... morder. Te quiero... a secas.
Me sigo preguntando... Si preguntando hallaré la respuesta.
Si son la cama deshecha de cada viernes. El olor en las sábanas.
Si son los whatsapp que nunca recibo. Ese "en linea" que nunca responde.
Me sigo preguntando si "te quiero" es una frase inacabada. Te quiero... en la cama. Te quiero... morder. Te quiero... a secas.
Me sigo preguntando... Si preguntando hallaré la respuesta.
viernes, 30 de septiembre de 2016
Parón indefinido de Cascabel
Ante los numerosos intentos de retomar la novela y no poder hacerlo (por falta de tiempo, motivos personales, etc). He decidido pausar indefinidamente la publicación de Cascabel hasta que tenga la novela acabada completamente y pueda comprometerme con vosotros de subirla semanal y puntualmente sin contratiempos.
Perdonad las molestias.
Psdta: la actividad en Twitter seguirá siendo la de siempre.
Ps-psdta: los microcuentos y relatos se subirán al blog.
Perdonad las molestias.
Psdta: la actividad en Twitter seguirá siendo la de siempre.
Ps-psdta: los microcuentos y relatos se subirán al blog.
lunes, 11 de julio de 2016
Capítulo XII
El
primer día de fiestas y lo he pasado leyendo Esta noche dime que me quieres. Y no por nada en concreto, o sí.
Vale, sigo en mi línea de rayarme. Y además, lo único interesante hoy era la
carrera de caballos y no soy muy fan de ellos.
Caballos.
Un escalofrío recorre mi cuerpo al recordar lo qué pasó hace unos años.
Fui
con mi padre a visitar a un amigo suyo. Amigo que vivía en una especie de
granja. Con caballos, obviamente. Mientras ellos hablaban, yo, ilusa, me
acerqué a los caballos. Había un poco de paja en el suelo así que la cogí con
intención de dársela a uno de los caballos. Casi pierdo la mano. Tuve la suerte
de que el amigo de mi padre se dio cuenta a tiempo y me apartó.
Me
siento un poco mal por Vero y Paula, ya
que a Paula le encantan los caballos y quería que fuese. Posiblemente Adrián
también ha ido, pero no quiero ver un caballo ni en pintura, ni tampoco estoy
muy segura de haber querido ver a Adrián.
No
tenía bastante con el hawaiano que has tenido que aparecer tú también. ¡Qué fácil
sería sacarlo a ambos de mi cabeza! Si estaba hecha un lío ayer por la mañana,
hoy ya no sé qué hacer...
Si
hago una lista de pros y contras, Adrián gana, ya que estoy en el mismo sitio
que él, sabe que existo, voy a coincidir con él más veces, y creo —o espero—
que está soltero. Aunque lo conozco de hace unas horas, y yo necesito tiempo.
No soy capaz de estar con una persona que no conozco, ni tampoco me considero
una "chica fácil".
Dejo
el libro sobre la mesita de noche, y giro sobre la cama. La lectura por hoy ha
acabado.
Mirando
el techo, a la nada, cierro los ojos. Me pone nerviosa la falta de movimiento.
Vale,
tengo que... No, no. Debo de olvidarme del hawaiano. Fin de la historia. Tiene
novia y no lo voy a ver nunca y no entiendo esta repentina obsesión por un
chico cuando yo no soy así. Debo de alejar de mi mente la idea loca de
reencontrarnos en la playa donde él reconoce que se fijó en mí. Que ha estado
todo este tiempo imaginando el momento donde volveríamos a coincidir. Vuelvo a
repetirme: tiene novia y no voy a volver a verlo. Todo son contras.
Giro
sobre mí misma, quedando de lado.
¿Y
qué hago con Adrián? Para, Layla. Para. Me estoy inventando otra historia con
él, demasiada paranoia por hoy. Solo ha sido un chico que se ha comportado de
forma amable al llegar a un pueblo donde no conoces a la mitad de la gente por
ser forasteros. No tengo que sacar las cosas de contexto y pensar que él no
estaba siendo solo amable conmigo.
Vuelvo
a girarme hacia el otro lado. Por estas cosas, por rayarme tanto cuando ni
siquiera sé si va a pasar o no, por ser así... Debo cambiar, o intentarlo. Debo
pensar en lo que va sucediendo y rayarme sobre eso, debo dejar de pensar en
cosas que no han pasado... Ya está. Voy a disfrutar las fiestas, voy a dejar a
los chicos de lado por unos días. Voy a bailar. Voy a reír. Voy a pasármelo
bien.
Ya
estoy duchada, sentada en la cama frente al armario. Gran dilema: qué ponerse. Hoy
es el primer día, bueno, la primera noche. Los tacones están descartados. Una
cosa menos por la que preocuparse.
Me
decanto por unos vaqueros cortos altos y una blusa blanca. Un collar plateado
que forma una trenza y unos aros plateados. El maquillaje de base, un poquito
de colorete marrón oscuro. Un poquito de gloss,
los ojos perfilados y rímel. Una coleta alta con flequillo, laca y lista. Unas
gotitas de colonia que nunca falten, coger el bolso e irme al bar para
encontrarme con el resto.
Cuando
llego, nadie se mueve. Menos mal, no he sido la última en llegar. Echo un
vistazo rápido a la mesa para ver quién falta, creo que son Adrián y otro chico
que no recuerdo cómo se llama.
—Hola
—saludo.
Mi
prima está hablando con Paula, creo que ni me han escuchado. Vero está al lado
mirándome.
—¿Cómo
fueron los caballos?
—Estuvieron
bastante bien, Paula quedó la segunda en las cintas.
—¿Ah,
sí? —Me giro hacía Paula—. ¡Enhorabuena!
—¡Muchas
gracias! Pero te hemos echado en f...
—Acaba
de mandarme un whatsapp Adrián, dice que viene más tarde con Pedro, que los
esperemos en el botellón.
Durante
el trayecto desde el bar hasta el botellón, que es cruzar dos calles, Paula me
cuenta todo lo de esta tarde, por suerte, el tema de porqué no he ido ha
quedado en el olvido. No tengo
muchas ganas de hablar de mis rayadas sobre la nada, porque nada ha ocurrido
aún.
Me acerco a mi prima e intento frenarla un poco.
— ¿Puedo beber contigo? No me he acordado que aquí
los miércoles se hace botellón... Pensaba que era como en mi pueblo, que se
hace a partir del jueves.
—Claro, no pasa nada, ¿Te gusta el ron?
—No mucho, pero vale... La siguiente la compro yo y
estamos en paz, ¿te parece?
—Vale.
Creo que son las dos cuando vamos a la discoteca.
Adrián y el chico siguen sin aparecer, y yo estoy un poco contenta. Nota
mental: nada de ron, me sube demasiado rápido. La discoteca está llena de niños
que tienen menos de quince años, ¿puede sentirse una persona de diecisiete años
vieja en una discoteca? Creo que estoy con la boca abierta, o si no ese sería
el gesto que debería tener cuando vea a unas niñas con unos tacones que ni yo
me pongo. Yo a su edad seguía montándome en los columpios...
Una mano me agarra y me lleva hacía la esquina,
nuestro sitio. Pues sí, he debido de quedarme embobada ante la escena. Carmen
me da un vaso.
—Tu beefeater con limón.
Articulo con los labios
y le digo "gracias".
Comienza
a sonar Agáchate de Danny Romero. Es
su canción preferida.
Cojo
a Vero y me pongo a bailar con ella. Esta chica parece maja. Espero que lo del rock
no fuera demasiada metedura de pata y podemos ser grandes amigas, aunque es algo
raro que saque a bailar reggaetón a una chica que le gusta el rock...
Y ven y agáchate, agáchate, agáchate.
Y ven y agáchate, agáchate, agáchate.
Y ven y agáchate, agáchate, agáchate.
Y ven y agáchate, agáchate, agáchate.
Estoy
bailando hasta abajo, agachándome al ritmo de la música. Vero me acompaña y sigo
pensando en eso del rock. Cuando vuelvo a fijarme, Carmen está con nosotras bailando.
—¡Me
encanta esta canción!— grita.
—A
mí también, es una de mis favoritas—. Digo, o eso creo. No sé si se me ha escuchado
por la música, o que me cuesta hablar.
Cuando
terminó la canción, pusieron Starships
de Nicki Minaj.
El
ambiente sería de guardería, pero las canciones son rompedoras. Todos están
pegando saltos con esta canción, y sí, tengo que reconocer que el alcohol tiene
también parte de culpa, pero… ¿acaso importa?
A
continuación se escucha Yo te esperaré
en remix por el DJ de Cali & El Dandee.
Esta
canción me encanta también. En realidad, creo que esta noche todas las canciones
van a gustarme, pero necesito ir al baño sí o sí.
—Voy
al servicio—. Le digo a Paula.
Recuerdo
que esta canción la tuve de estado antes de que se hiciera famosa, hace casi un
año. No puedo evitar pensar en el hawaiano, qué tendría ese chico… Me había
hechizado.
Cuando
quiero acordar, me estoy riendo. ¿Por qué? No lo sé. Quizá los chupitos han tenido
algo que ver... Hechizada, pienso, ahora seré una princesa hechizada.
Cuando
salgo del servicio, aún sigo riéndose, pero esta vez de la ocurrencia que he tenido.
Qué graciosa soy cuando quiero. Voy a girar la esquina para salir del pasillo de
los aseos cuando me choco con alguien. Tendría que parar de beber un poco.
-¡Uy!
Perdó… —Comienzo a decir, hasta que lo vi. —¡Hola, Adrián! ¿Ya has llegado?
Vente, estamos en la esquina.
—Hola…
—parecía nervioso. —Sí, sí... Ahora voy—. Miraba a todos lados.
—Oye,
¿te pasa algo?
—N… —hasta que una chica lo abrazó por detrás,
rodeando sus brazos por su cintura, mientras le susurra al oído: —Ya estoy.
…O.
La palabra quedó sin terminar en el aire.
domingo, 3 de julio de 2016
sábado, 2 de julio de 2016
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