miércoles, 29 de junio de 2016

El desayuno es la comida más importante. Al despertar, lo devoraba con la mirada, lo llenaba de besos y de postre, un te quiero.
Le quitaba las pilas al reloj, lo estampaba contra el suelo, lo pisaba y aun así, el tiempo no se detenía.

Últimas noticias

¡Hola a todos!

Últimamente habéis notado algo de actividad en el blog... ¡y es que vuelve a estar activo al 100%!

Todos los lunes podréis disfrutar de un nuevo capítulo de Cascabel. Sí, sí... lo que leéis. Además, los microcuentos que he ido publicando tanto por twitter como por wattpad (¿aún no me sigues? Pincha en los cuadraditos naranja y azul que hay arriba a la derecha) están ahora disponibles en el apartado "Microcuentos" y alguna que otra reflexión subida en wattpad también están disponibles en "Reflexiones".

También os comento que en julio serán las votaciones de los #Wattys2016 y este año participo presentando Cascabel y todos mis microcuentos. Pero, ¿cómo puedo participar, si no sé ni lo qué es ni tengo cuenta en wattpad? Keep calm, pequeño saltamontes.
Los #Wattys2016 son premios anules que Wattpad hace, donde se consigue publicidad para la historia con opción a publicar (de esta última parte no estoy muy segura...). El caso es que hay una categoría donde se vota a través de twitter a la mejor historia, por lo que no necesitáis cuenta en wattpad. Ya os iré informando y espero vuestro voto.

Para quiénes no lo sepan, Wattpad es una plataforma para publicar y leer historias a nivel mundial, parecido a blogger.

Un beso para todos, pasad un buen verano y nos leemos pronto

"Lo bueno se hace de esperar", le decían. Pero lo único bueno que llegó a su vida, fue la muerte.
Hacia tiempo que dejaron de buscar su otra mitad y en el mundo de los sin corazones, sin esperar nada, se chocaron caminando.
Cuando sus ojos se posaron en ella, dejó de estar ciego

domingo, 26 de junio de 2016

Prefería vivir durmiendo. Al menos, detrás de la oscuridad de sus párpados, su rostro era lo único que veía.

sábado, 25 de junio de 2016

Incomprendida

Me siento incomprendida, pensaba que esto era lo que quería, lo que siempre había soñado, pero hay algo dentro de mí que me dice que no, que esto no es lo mío, que esto no me llena. No sé porqué pero parece que nadie me entiende, nadie se puede poner en mi lugar y ver cómo me siento.  ¿No hay nadie que pueda decirme qué me pasa, por qué estoy así?
Siento que esta no es mi vida, siento que está controlada, pero tampoco sé que es lo que quiero para poder parar esta fuerza que me hace seguir con esto.

Pero no hay mas verdad que esta: no sé lo que quiero. Es así de simple. Nos hacen elegir demasiado pronto, sin mostrarnos nada más que aquello que quieren que nosotros veamos, no nos dejan experimentar antes de enfrentarnos a nuestra realidad, a este mundo que se nos presenta como hogar. Todo se reduce a unas cuantas cosas, y ya, ahí queda la cosa, no puedes ver más allá de lo que muestra tu barrio, tu pueblo... No nos dejan experimentar, descubrir... por nosotros mismos, la sociedad viene dada de una forma y no hay más, aunque lo cierto es que sí, pero no podemos ver esas formas, porque nos salimos de lo "normal", de lo que ésta rige. Vivimos engañados.

En mi vida falta algo, pero aún no sé qué es. Nadie me quiere ayudar, nadie intenta comprenderme, todos dicen que esta es mi vida, que esto es lo que me gusta, que esto es lo que quiero, pero siento mi vida vacía a pesar de tenerlo todo, aunque tampoco sé qué entender por todo;  para un indigente, todo sería tener una casa a la que poder llamar hogar, no un banco o la entrada de un banco, todo para alguien que vive acostumbrado a tener caprichos sería esos caprichos que tiene, todo para un niño es tener ese juguete que acaban de anunciar en la tele, todo para una abuelita es tener al amor de su vida todavía junto a ella, todo para una madre es que a sus hijos no les falte de nada. Todo, que palabra más simple y compleja a la vez.

Estoy deambulando sin rumbo por una ciudad a la que llamo hogar, el sol y la música son mis únicos acompañantes en este desastre que es mi vida, por ahora. Pongo la música a todo volumen para que ahogue mis pensamientos y no pueda pensar en nada más que en la canción y sentir el sol sobre mí, sobre mi piel. Observo sin ser observada, me siento como en un videoclip donde yo puedo verlo todo sobre los demás, pero ellos no pueden verme a mí, aunque si me ven, pero no me importa, solo verán a una adolescente como otra cualquiera escuchando música mientras va de algún lado a casa, porque es la hora de comer. Lo cierto es que no quiero volver a casa, ni seguir el camino a casa, ese camino indica rutina, indica que esto no es un sueño, sino la vida misma, indica que me siento incomprendida en un mundo que no quiere ver más allá de lo que quiere ver. Quiero perderme entre estas calles y no regresar a casa hasta que el mundo se haya parado el tiempo suficiente como para saber que quiero hacer conmigo misma, que quiero hacer con mi vida, si es este el camino que quiero seguir.

 Estoy pasando por el parque que hay antes de cruzar y llegar a casa, hay una familia con dos críos que vuelven a casa después de una mañana de colegio. Los chavales están en los columpios y no quieren irse a casa, quieren jugar, y sus padres insisten. La madre va a por uno de ellos y lo coge, el otro, viendo los planes del padre, se resiste y no se suelta del columpio ni queriendo. Al final cede al verse solo sin su hermano.

Que feliz es uno siendo una niña, que tu mayor enfado no dura más de tres minutos, que tu mayor preocupación es no perderte tu serie favorita, que tienes tu vida resulta por tus padres, y que al obligarte ellos a hacer algo, sabes si lo quieres o no. ¿Por qué se complica tanto la vida a medida que vamos creciendo y siendo mayores? ¿Por qué no puede ser todo siempre un juego?  ¿Por qué debemos regirnos por las reglas que marca esta sociedad? ¿Por qué debemos depender de unos tíos que no nos conocen para poder vivir bien, esos que se hacen llamar políticos?

El semáforo ya está en verde, pero paso de largo y sigo la calle, no quiero volver a casa, quiero perderme en esta ciudad y encontrarme a mí misma, saber qué hay mal dentro de mí, o que es lo qué está incompleto, qué es lo que está vacío dentro de mí, qué es lo que necesito, qué es lo que quiero. Quiero saber más de mi.

Paso por la sombra de un árbol que hay en la acera, y me da frío, parece que es un día primaveral, pero lo cierto es que aún es invierno, los rayos de sol hacen que mi cuerpo este calentito y la bufanda me estorbe, tengo calor. Creo que eso es lo único que tengo claro a día de hoy sobre mí, que tengo calor, y no es algo que pueda decir que sea un estado fijo, porque cuando esté en una zona ensombrecida tendré frío o cuando llegue la noche.

¿Tanto trabajo cuesta que alguien venga a mí y me diga qué es lo que me pasa?

Camino y camino, sin medir mis pasos, la distancia a la que estoy de mi casa, sin tener un destino claro que, directamente no lo tengo. Solo camino, ahora giro a la izquierda y ahora no, me dejo llevar por primera vez desde hace mucho tiempo, no quiero ser dueña de mi vida, solo quiero caminar, caminar sin parar.

 La canción no para de repetirse cada pocos minutos y casi que ya me la sé de memoria, a pesar de estar en inglés y no entender ni jota, pero no me importa. Por la melodía puedo deducir que es una canción triste, y mi estado de ánimo la necesita, no sé si será de desamor, de alguna perdida, pero le hace bien a mi alma. Necesito un tiempo para mí misma, y esta canción es perfecta.


Close the door, turn the key,
On everything that we could be.
If loneliness would move out,
I'd fill the vacancy.
Las penas siempre activan
los pensamientos que nunca dejamos florecer,
y con las lágrimas florecen.
Hacen de ellas, las lágrimas,
el mejor abono que puede existir,
alimentadas de las penas.
La vida es eso que pasa mientras caminamos buscándola.

Oportunidades

¿Quién no persigue un sueño? ¿Quién no se pasa parte de su vida buscando algo con lo que sentirse a gusto, algo qué es realmente lo que desea?

Probablemente, todos, más tarde o más temprano hemos buscado algo que nos haga feliz, muchas cosas seguramente serán cosas que quedan en el olvido, o que son tan surrealistas que nunca se intenta, o se dan por imposibles sin dar la oportunidad antes.

Vivimos en un mundo donde los sueños son tan irrelevantes, que parece que conseguirlos es misión imposible, y lo cierto es que no es así. Todo logro, todo sueño, tiene sus quehaceres, tales como renunciar a una parte de tu vida, a algún capricho, a no rendirse e intentarlo por todos los medios. Hasta que el día menos esperado, te toca a la puerta de tu casa y tú sin enterarte de nada de lo que está pasando a tu alrededor.

Piensas que no es posible, que entre toda la gente que vive en este mundo, tú no puedes haber tenido la suerte de que tu sueño se vaya a cumplir, no importa si triunfa o no, no importa nada, solo que va a ocurrir. Pero esto también tiene sus fases, la primera es la incredulidad, tienes que estar dentro de un sueño, tiene que ser una broma; luego pasas a la desconfianza, está claro que todo es mentira y forma parte de un plan maquiavélico, pero poco a poco empiezas a creer, y tu esperanza aumenta junto con la ilusión...

El problema llega cuando no es el momento justo, cuando no te ves capacitada para llevarlo a cabo, y cuando no sabes, si será un caso de "las oportunidades solo tocan una vez a la puerta" o de "si valgo para algo, será para siempre".

Solitaria

En el mes de febrero, un día decide ser primaveral en medio de tanta lluvia y ciclogénesis explosiva.
Los universitarios a mi alrededor se quitan chaquetas, pañuelos... cualquier cosa que proporcione un poco de calor al cuerpo humano. Todos andamos buscando el sol, hoy no queremos sombra.
A pesar de mi feroz hambre, que sería capaz de devorar un plato de pasta que rebosara, decido caminar hasta el piso y no coger el bus. Mi cuerpo necesita tomar los rayos del sol para tener vitamina D. Busco entre los apuntes y carpetas de mi mochila mis cascos y los coloco sobre mi cabeza, perfectamente cubriendo las orejas, y le doy al reproductor de música del móvil. Últimamente me ha dado por escuchar todo en inglés, salvo alguna excepción con Pablo Alborán. Entre tantas canciones de Taylor Swift o The Wanted, se cuela él con esa voz.
A veces cierro los ojos mientras camino y dejo que mi mente escape de la rutina mientras sigo caminando, pero solo unos segundos, no quiero estrellarme con nadie.
Por primera vez, desde hace meses, me siento a gusto conmigo misma. En el pueblo, con las amigas, los padres, la gente que te conoce, es imposible pasar desapercibida, ir escuchando música sin más, sin hablar con nadie, observando lo que quieras o mirando el suelo si lo prefieres. Puedes ser libre por unos momentos, sin que no importe nada más que yo en ese instante, mis pensamientos, mi música, cada paso que doy. Eso
Cierro los ojos de nuevo por un momento y dejo que los suaves rayos del sol acaricien mi nuca, mis brazos desnudos, mi rostro cuando los busco. Me gusta.
Me encanta sentir esto, hace hasta calor y todo, no es el frío rutinario típico de estas fechas, es... es algo mejor.
Podría pasarme los días sola y no me importaría. Disfruto con mi propia compañía que, a veces creo, es lo único que necesito, al menos durante unos minutos al día.
Estoy llegando al piso, y la verdad es que no me apetece para nada llegar y encontrarme entre la sombra propicia de las casas,  quiero el sol sobre mí el máximo tiempo posible, pero empieza a nublarse, y en la sombra reinan los restos del invierno, del frío que propiamente pertenece a este mes del año.

Hoy, solo ha sido un pequeño atisbo de esperanza. 

Trazos de tinta

A veces me siento un bicho raro, aunque la verdad no tengo porqué, la opinión de la gente me la suda, pero aún quedan en mí efectos del machaque psicológico que se hacen en los pueblos por seguir la "moda" y ser "normal·. Puedo estar tranquilamente estudiando en la biblioteca, cuando unas ganas inmensas de llorar, me invaden, la tristeza se apodera de mí y tengo ganas de huir, de escapar de esta realidad que llamamos vida, o mundo, de estar sola y no tener mayor compañía que yo misma, mis pensamientos, y quizá, la música. Sentirme por unos instantes bien conmigo misma en esta soledad que me rodea. Me gustaría saber algo de psicología y poder analizarme, saber a qué se deben estos altibajos que me hunden en estas depresiones esporádicas que me dominan por momentos.

El único escape que encuentro ante esto es escribir, coger un trozo de papel, en los apuntes de la facultad, en hojas a sucio, donde sea, y dejar que la tinta penetre el papel para quedarse ahí grabado permanentemente, aquello que denominamos letras, palabras o texto que, a fin de cuentas, no son más que trazos sobre una hoja, garabatos al igual que dibujamos sin sentido en una clase cuando nos invade el aburrimiento, al igual que los pasos que dando a lo largo de la vida buscando un lugar donde estos terminen, con la diferencia de que éstos no perduraran para siempre sobre los caminos andados...

Finales

La vida está llena de finales. Finales tristes, finales felices, finales que mejor que queden en el olvido, finales con sabor de no querer terminar o finales para escribir una historia. Hay muchos más, pero me podría pasar la vida escribiendo sobre ellos.
La vida es una novela que vamos escribiendo poco a poco, día a día. Aunque no es una novela cualquiera, como esas que se escriben en papel que luego quedan en olvido hasta ser películas que la cambian por completo; es nuestra novela, nuestra creación que nunca será ficción -a pesar de que en ocasiones pueda parecerlo-, donde  nadie podrá identificarse nunca tan bien con el protagonista como nosotros mismos. Es una novela única, irrepetible e inigualable, de la cual solo nosotros podremos modificarla, pero solo mirando hacia el futuro y aprendiendo de los errores ya cometidos, pues el pasado, pasado está. No se puede cambiar. Y esto es lo bonito de nuestra novela: no es un borrador, es la obra corregida, editada y publicada. Nosotros tenemos el poder de elegir si aprendemos del pasado, o no. Nosotros mismos somos los que elegimos cuando el presente seguirá siendo nuestro futuro o ponerle un final y que pase a ser pasado.
Los finales siempre están presentes. A veces pueden ser un punto y seguido, un punto y a parte o el final de un capítulo, pero no el final de nuestra novela porque, día a día, seguimos escribiéndola.
Últimamente me invade un sentimiento de nostalgia que se apodera de mí unos segundos cada día, y me hace extrañarte más y más. El caso es que nunca antes me había pasado, pero desde hace unas semanas ya es puro hábito.

¿Será esto, acaso, ese sentimiento denominado amor, aquel que dicen que es el que perdura después de la primera fase del enamoramiento, ése que dicen que es eterno?

Un pedacito de mí se queda contigo en cada encuentro, en cada beso, en cada abrazo, en cada susurro, cada vez que pronuncias mi nombre o un te quiero.

Después de tantos años, me enfrento a algo totalmente desconocido, y no sé si debería asustarme o alegrarme ante ello. Es algo que, quizá pensaba  que ya había experimentado, o que, directamente, algo que ni sabía que existía.

El caso es que te quiero. Ya no siento terror a la distancia que hay entre nosotros, ya no siento miedo por esas personas que van apareciendo en nuestro camino a lo largo de la vida, porque sé que soy para ti, y tú para mí.


Puede que en el pasado, las palabras fueran llevadas por el viento al océano, que estén en esa brisa que te llega en una tarde de verano, que acompañen al vuelo de cualquier ave. Pueden que esas palabras transformaran el viento en tempestad, que rompieran la calma, que causaran tormenta.
O, simplemente, que esas palabras con el tiempo vuelvan a su dueño, donde, en este caso, podremos afirmar que si estas palabras llevan consigo un sentimiento, éste perdura en su corazón.


Y los dos jugando a ser príncipe y princesa, se dieron el beso más puro de su vida, cuando el amor aún existía, y no era solo el reflejo de los cuentos.

En el amor y la guerra, ¿todo vale?

Dicen que en el amor y la guerra, todo vale. ¿Por qué?
Dos términos tan opuestos, tan fuertes, tan bellos cada uno en su campo, ¿cómo son capaces de estar unidos de esa forma? Por no perder el amor de los nuestros, somos capaces de crear nuestra propia guerra, pero de una guerra no somos capaces de poder llegar al amor, o volver a él.
Del amor al odio hay un paso, pero este paso no se puede deshacer una vez que se ha dado.
¿No es curioso? El blanco se puede tornar negro, pero el negro no puede ser blanco.
Volviendo al tema principal de esta entrada, ¿por qué se vale todo en el amor? ¿Acaso, es justo meterse en medio de una pareja porque "en el amor y la guerra todo vale", o es justo jugar con los sentimientos de dos personas, porque quieres a ambas y no te decides? No creo que sea justo justificar el egoísmo de una persona bajo "en el amor y la guerra toda vale", porque después le damos al amor una cualidad que no le corresponde, el masoquismo, y decidimos aguantar todo lo que nos venga de esa persona que queremos, a pesar de que cada decisión que decide no tomar, nos está matando poco a poco por dentro, nos está quitando aquello que conocemos por vida, y nos excusamos con un "es que soy masoca, ¿sabes?"
Pues no, chicos. Por muy parecida que sea la guerra al amor, a éste último no podemos dotarlo de cualidades negativas que no le corresponden, pues se repelen.

Libros

¿Qué sería de la vida sin ellos? Son tan mágicos, tan buenos para el alma como escuchar música en un bajón nocturno o desahogarte con un amigo.
Libros. Ese pasaporte gratuito a mundos imaginarios, a países exóticos, a pequeños pueblos perdidos en la otra punta del mundo, o tan cercanos a ti que ni serías capaz de reconocerlos.
Libros. Esa puerta abierta a conocer gente, a desarrollar la imaginación, a vivir cada palabra, cada línea, cada párrafo, cada sentimiento (lágrima, risa, llanto...), ese enamoramiento repentino que surge en cada libro de ese personaje que podría ser nuestro príncipe azul (si existiera, claro), ese llanto a la muerte de alguien, como si fuera nuestro hermano. Esa sensación de que, poco a poco, abandonas tu vida y dejas de ser tú para convertirte en Julieta, en Isabella, en María, en Patricia... y vivir con ellas cada encuentro, cada desamor, cada segundo, cada momento de peligro. Vivir en ellas, sentir sus lágrimas sobre tus mejillas, sentir las caricias que reciben de otro.
Libros. Esas letras impresas en hojas que nos hacen soñar, que son mejor que una botella de alcohol, que alimentan la mente, nos enriquecen culturalmente, nos enseñan, nos ayudan.
Jamás cambiaré esos momentos vividos con ellos bajo las sábanas, leyendo hasta las cuatro o las cinco de la mañana, gracias a la luz de una linterna o de un móvil, con ese temor a que te pillen despierto a esas horas.
Gracias, por esa puerta mágica que sois hacia nuevos mundos, nuevas vidas... Gracias.
El poder de la imaginación humana puede llevar a tales extremos, que gracias a ellos tenemos esos magníficos objetos de papel denominados libros. Pero, ¿y quién nos asegura a nosotros que todo procede de la imaginación? ¿Quién nos dice que no es cierto que en antaño existían sirenas, vampiros, etc.,  que los fantasmas y espíritus no forman parte de nuestra vida hoy en día? ¿Quién nos dice que esta obra no está sacada de un diario, de la vivencia de alguna amistad? Nadie puede asegurarnos nada respecto a lo que concierne al mundo de la imaginación, del arte, de lo literario.

Se metió en la cama sin apagar la luz, dejando una nota:
"Si quieres soñar conmigo, te dejo la luz encendida para que encuentres el camino".

Luna Lunera

Cuenta Luna que te vio anoche en brazos de otro, que sus labios estaban posados donde tantas veces estuvieron los míos. Me susurró movimientos de cuerpos, de manos sobre ellos, de bocas con lenguas fugitivas en busca de nuevos lugares.
Un coche, un descampado y olivos fueron testigos. Las huellas sobre el asfalto y las hojas caídas han hecho un camino, que desde mi casa puedo ir a ese lugar maldito. Las promesas tocaron a mi puerta y carcajada tras carcajada, desaparecieron por él, dejando tu nombre grabado en el viento. Pero, al igual que ellas, desaparecieron juntos.
Luna me confesó en secreto, que pocas veces a visto un amor verdadero, pero juró visitarme cada noche hasta que yo viviera algo de eso.

Buscando...

Vivimos buscando con quién compartir nuestra vida, en una sociedad donde no eres nadie si estás solo.
Buscamos ese príncipe azul que dicen que es nuestra otra mitad, nuestra media naranja. Esa persona que nos complementa.
Buscamos ese hombre perfecto, que sea capaz de protegernos de todo, ese que con solo estar entre sus brazos nos brinda un mundo nuevo, donde no existe nada más.
Buscamos solo una imagen distorsionada, del chico guapo, con fotos donde se ve envuelto en el humo del tabaco, dando una imagen de erotismo.
Buscamos un idealismo. Algo falso. Nos invaden con imágenes, con series, con mensajes subliminales de qué buscar, pero lo cierto es que no tenemos que buscar más allá de lo que queremos, como cariño, fidelidad, otros buscaran una relación abierta o alguien del mismo sexo.
Bastante tienen ya con meternos un estereotipo sobre nuestro cuerpo, como para que lo logren con las relaciones sentimentales, amorosas o de follaamigos.

Una imagen para el recuerdo

"La guerra había acabado".
La gente no paraba de repetirlo. En el hospital, todas salimos a la calle, alborotadas. Alegría, júbilo. Hacía tiempo que no se disfrutaba de algo así.
Anne y Marie buscaban a sus soldados, deseosas de saber que ya no cabía la mínima posibilidad de perderlos, y tenerlos junto a ellas para siempre.
Observo. Va a ser una imagen para el recuerdo. De repente, alguien me coge del brazo, puedo sentir como sus dedos se aferran a él, y tira de mí, hacía él. Todo ocurre tan rápido que no me da tiempo a reaccionar, y cuando quiero darme cuenta de qué está ocurriendo, posa dulcemente sus labios sobre los míos. Puedo percebir perfectamente la sonrisa que hay oculta bajo él. Noto como deja caer mi peso hacia atrás, vencido por la gravedad, pero se sostiene a su lado agarrándome del cuello y de la cintura, mientras el beso continua.
—La guerra ha acabado—susurra. Nos miramos. Un brillo en su mirada me deja anonadada, y corre, dejándome sola en medio del gentío.
Una imagen para el recuerdo... El beso más famoso del siglo XX.

Las estrellas, por una noche, no estaban en el cielo sino con nosotros.

Mira que a mí los países orientales no me gustan. Pero bueno, estoy aquí por una "buena causa" o eso intento creer. Aún no sé cómo logró que aceptara...
—Hazlo por mí—suplicaba.
—Te he dicho que no. ¡No voy a ir allí! —grité y caminé hacía el dormitorio.
—¡Por favor! —continuaba suplicando.
No me hacía falta girarme para saber que lo tenía detrás, mirándome y suplicándome que lo acompañara.
—No...—repetí por enésima vez.
—Por favor...—susurró, esta vez, en mi cuello. Estaba pegado a mí y yo no lo había notado. Estaba jugando sucio.
Hice ademán de quitármelo de encima antes de que fuera demasiado tarde, pero ya lo tenía besándome en el cuello. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo y se rendía a él, aunque por dentro mantenía una disputa entre rendirme o no. Una parte de mí lo deseaba y quería ese juego que me estaba mostrando, mientras sus manos me iban acariciando lenta y peligrosamente, cada vez más próximas a mi vientre. Mi otro yo, por otro lado, no se quería rendir, e intentaba recordar los motivos por los cuales odiaba tanto esos países, pero sus manos estaban cada vez más cerca, y él ya se encontraba en frente de mí bajando sus suaves labios hacia mi pecho...
—Me rindo...—exclamé en un susurro apenas audible, y me entregué a él.
Así he acabo, en un país que odio a muerte, y al lado del ser más perverso que existe, que es capaz de jugar sucio para conseguir todo lo que se propone.
—Mira, ya traen los globos voladores—. Señaló grandes cuadrados blancos.
—Ajá... —Intentaba no hacerme la sorprendida, pero la verdad es que era una escena muy hermosa la que tenía delante de mí. La gente se alborotaba y hacían cola para comprar uno de esos globos, familias enteras estaban allí presentes, pequeños niños correteaban alrededor de sus padres, impacientes porque llegará el momento de encenderlos y echarlos a volar.
No paraba de mirarme y ese brillo en la mirada me decía que estaba estudiando mi posición, intentando atravesarme y meterse en mi mente. Pillada. Pero, ¿cómo pretende que ante algo como esto no me asombre?
La pareja que teníamos al lado, sacó de una mochila una bolsa que parecía contener una cometa, pero lo cierto era que de ella estaban extrayendo un farolillo doblado. Poco a poco, lo fueron desdoblando. Una vez logrado, la mujer los sujeto por la base de alambre y comenzó a moverlo, como si fuera una bolsa que quisiera llenar de aire, y cuando, por fin, tuvo la forma del farolillo, pararon. Todos a nuestro alrededor estaban sacando los farolillos o comprándolos, pero esa magia, ese momento de ir "montándolo" se perdía si elegían lo segundo, pues ya venían listos para encenderse.
La noche era oscura, salvo por la luna llena que nos acompañaba, ya que las estrellas habían decidido abandonarnos.
Estaba tan absorta observando mi alrededor, que no me di cuenta de que en mis manos apareció un farolillo blanco amarillento.
—¿Y esto?—le pregunté.
—No pensabas que estábamos aquí solo para observar, ¿verdad?—Y sacó un mechero.
Puse el farolillo boca abajo, sosteniéndolo por la base de alambre que le daba la forma, mientras miles de manos encendían los mecheros y todos estábamos alumbrados por pequeñas llamas. Las estrellas, por una noche, no estaban en el cielo, sino con nosotros.
Muchos niños tenían en su poder los farolillos y esperaban, impacientes, que sus padres terminaran por encender la pequeña pastilla de carbón que se encontraba en mitad de los alambres, sujeta gracias a ellos.
Apagó el mechero, y entre los dos colocamos el farolillo boca arriba, sosteniendo la punta para que no cayera hacía abajo.
—Debemos esperar a que esté lleno de aire, y soltar la punta, y una vez así, esperar hasta que notemos que ya asciende por sí solo, ¿entendido?—me miró.
—Sí, mi señor.
Nos miramos. El brillo de su mirada quedaba iluminado con la única luz que desprendía el farolillo.
Después de unos segundos, soltó la punta. Ya quedaba menos.
—Debemos formular un deseo.
—¿Qué?
—Sí, esto se hace para pedir deseos, ¿no lo sabías?
Niego con la cabeza.
—Pues sí—continua—. Ahora, suelta despacio—. Hago lo que me ordena, y suelto, poco a poco, el farolillo comienza a ascender, y les siguen varios más. En menos de un minuto, el cielo se encuentra con muchas estrellas en movimiento.
—¿Sabes?—llama mi atención—. Los farolillos también son un símbolo en las bodas, y cuanto más dure su viaje, más fuerte y más real será el deseo pedido.
Al escuchar la palabra "boda" me quedo bastante pillada, ¿qué se trae entre manos? Claro que, mientras estoy pensando esto, él se está arrodillando ante mí, y mi pregunta no formulada es contestada inmediatamente.
—¿Qué mejor forma de desear que estemos por siempre, que con la luz de esta hermosa luna llena y esos farolillos que la acompañan esta noche?—No, no es verdad. Esto no puede ser cierto, no paro de repetirme para mí misma—. Así que, si me lo permite usted, ¿haría el favor de que mi sueño, con ayuda de nuestro farolillo, se hiciera realidad: te gustaría pasar el resto de tu vida a mi lado?
Las personas más próximas a nosotros comienzan a formar un círculo alrededor nuestra, y la pareja que, anteriormente, había sacado el farolillo de una mochila, nos miran sonrientes mientras la mujer coloca su mano sobre su vientre, a la vez que el hombre la atrae hacía él y la besa. ¿Qué recuerdos estarán pasando por su mente?
Mientras tanto, lo tengo a él, a la persona que más quiero, esperando. Esperando una respuesta que, a pesar de que llevaba bastantes semanas esperando recibir, me ha pillado por sorpresa, dejándome en un mini estado de shock.
Esa carita que tantas veces he mirado, he rozado, he besado... Me mira como jamás me había mirado, como si fuera la primera vez que el sol se posará en su campo de visión. Me siento tan pequeña a su lado...
—Sí—pronuncio después de unos segundos que se han convertido en una eternidad. En unos segundos donde el tiempo ha parado por completo.
Se levanta, me besa. Pero no un beso normal, no, un beso con pasión, un beso que expresa todo lo que siente por mí, toda la felicidad que contiene una afirmación de mi parte, todo el futuro que nos queda por delante y todo lo que conllevará.
—Te quiero—. Me dice mientras me mira a los ojos, llenos de felicidad.


En el olvido

Hace mucho que no escribo, y es que las musas se alejaron de mi lado, o quizás fui yo quién las echó de mi vida. Lo cierto es que siempre he pensado que las musas solo nos acompañan cuando nos va mal, cuando no tenemos a nadie o nos encontramos solos, ellas aparecen.
No hay mejor amigo o mejor desahogo que contar qué te pasa, aunque solo sea a un trozo de papel que el viento se llevará y alguien pueda leer porque se cruce en su camino,o puede que trágicamente éste acabe en la basura, leído por alguien que rebusca en ella. también puede darse el caso de escribir en un blog, y saber que al menos por una persona puede llegar a ser leído, aunque sea de otro país y no conozca tu idioma, da igual, el caso es ser concienciados de que seremos leídos, da igual cuando, como o quien sea el que nos lea.

¡Qué extraño es todo! A veces pienso que nací en la época equivocada...

¿Suerte?

La suerte no existe, no hay nada más allá que lo que uno se proponga, no hay cuentos de hadas ni ningún genio saliendo de una lámpara. Suerte y magia, ¿qué es más real? No hay nada más real que el camino que nos vamos marcando, ese camino llamado vida que, a veces, es una cuesta que no parece acabar nunca, ese camino que cuando es llano y sin piedras se anda con los ojos cerrados, que a menudo nos pilla una tormenta y vamos sin paraguas, al igual que encontramos un precioso prado a la derecha de él y decidimos descansar hasta que éste se seca y continuamos el camino. Ese camino. Nosotros marcamos ese camino con cada paso, cuando decidimos echar a correr sin mirar atrás, tropezar con la misma piedra una y otra vez, cuando no podemos más con el cansancio y caemos, cuando decidimos levantarnos y seguir. No existe la suerte, no existe la magia, no existe el destino. No existe nada más real que yo misma.
Nos hacen creer que los trenes separan corazones y están llenos de despedidas, ¿qué pasa cuando esto no es así?
Juguemos a un juego: tienes que contarme una historia que se desarrolle en una estación de trenes. Seguramente me hablarías de una pareja que se tiene que separar y se despide con un efusivo beso, ¿me equivoco?
Pero déjame decirte que los trenes también unen parejas, que se reencuentran, que se conocen en un vagón mientras uno de los dos lee y la otra persona, curiosa, se interesa por su lectura, o simplemente todo comienza con una inocente conversación sobre el paisaje o el destino de cada cuál. O la historia cambia completamente, y el tren no los separa, sino que los lleva a una nueva vida juntos, una mudanza, por ejemplo, o una luna de miel, quizás.
¡Pobres los trenes, que solo son recordados para separar!

Huyendo a la locura

La única forma de escapar de la locura es huir, huir hacia ella. Huir a un mundo donde el límite entre lo real y lo imaginario está marcado por nosotros mismos. Un mundo donde podemos estar rodeados de aquello que más apreciamos, esté o no presente en la vida real. Un mundo donde podemos manejar nuestro destino y cambiarlo cada vez que se nos antoje, hasta conseguir aquello que queremos. Da igual si así "perdemos" los valores de vivir, en este caso no importa si caemos y nos levantamos las veces que haga falta, sino de ser feliz, aunque sea a través de juegos sucios creados por nosotros. Carpe diem.
Dejar volar a la imaginación y escapar volando con ella. Muestra tus sentimientos y emociones y escapa con ellos. Camina, salta, brinca, vuela... Sé libre. Que nadie te retenga en esta oscuridad aunque quiera ella. Que nada te retenga, más allá que tus sueños.

Deja que tus sueños broten de aquella oscuridad que penetra en tu cerebro, y que salgan y florezcan a la luz como rosa en pleno invierno, brillando sobre el resto. Que se vean desde la distancia, que destaquen en ese fondo grisáceo donde mueren los sueños de los demás. Que te llamen loco por lograr lo que nadie ha logrado, pues será bien recibido ese adjetivo si significa "luchar por lo que quiero; lograr mis sueños".

La estrofa pérdida de Bécquer, por Microcuentista

RIMA IV

"No digáis que, agotado su tesoro,
de asuntos falta, enmudeció la lira;
podrá no haber poetas; pero siempre
habrá poesía.

Mientras las ondas de la luz al beso
palpiten encendidas,
mientras el sol las desgarradas nubes
de fuego y oro vista,
mientras el aire en su regazo lleve
perfumes y armonías,
mientras haya en el mundo primavera,
¡habrá poesía!

Mientras la ciencia a descubrir no alcance
las fuentes de la vida,
y en el mar o en el cielo haya un abismo
que al cálculo resista,
mientras la humanidad siempre avanzando
no sepa a dó camina,
mientras haya un misterio para el hombre,
¡habrá poesía!

Mientras se sienta que se ríe el alma,
sin que los labios rían;
mientras se llore, sin que el llanto acuda
a nublar la pupila;
mientras el corazón y la cabeza
batallando prosigan,
mientras haya esperanzas y recuerdos,
¡habrá poesía!

Mientras haya unos ojos que reflejen
los ojos que los miran,
mientras responda el labio suspirando
al labio que suspira,
mientras sentirse puedan en un beso
dos almas confundidas,
mientras exista una mujer hermosa,
¡habrá poesía!"

Mientras el mundo gire cada día,
y nos dé la vida;
mientras tus ojos miren
mi mirada que no está vacía;
mientras la música llegie
al alma de cada cría,
mientras haya sentimientos,
¡habrá poesía!
Su amor no conocía más lugar que el de aquellos libros que son leídos bajo las sábanas y a escondidas.

Mariposas

En toda vida llega un momento donde se dice que se tienen mariposas en el estómago, que te quitan el apetito.
En toda vida llega un momento donde aparece el príncipe azul que todas desean, ese que hacen responsable de esas mariposas.
En mi vida llega un príncipe rojo, que hace que las mariposas bajen y exploren nuevos sitios.
En mi vida, ese príncipe hace que las mariposas vuelen, crezcan, devoren y adoren los polvos de hadas.

Carpe diem

¿Y qué más da lo pactado, las promesas, todo lo hablado que el viento se llevó en su tiempo?
¿Qué importa ahora el pasado, los recuerdos...? ¿Acaso hay una máquina del tiempo que pueda hacernos retroceder para poder cambiar aquello de lo que nos arrepentimos o volver a vivir algo que mantendríamos siempre en nuestro presente? La mejor máquina que existe es nuestra propia mente, que es la única capaz de hacer que estos momentos perduren.

Pero la vida no consiste en vivir del pasado, como he dicho antes, son cosas que ya se han vivido y no se puede retroceder a ellas, no merecen la pena los malos momentos porque sólo quedaran en el recuerdo, jamás se volverán a producir, y eso es lo bueno del pasado... Los bueno momentos siempre quedaran en nuestra mente, así que tampoco hay nada pésimo por esta parte... Nosotros decidimos qué mantener del pasado...

Lo único que debería importar es el presente, las promesas del ahora, lo que hablamos y reímos, lo que pensamos... Pero tampoco debería de tener mayor relevancia... Pues mientras estás leyendo esto el presente ya es pasado...

Deberíamos vivir pensando en el futuro sin olvidar vivir el presente, cada instante que sucederá en un segundo y que no somos conscientes de ello, ese instante que justo en este momento se está convirtiendo en pasado...

Piensa que las promesas de hoy deberían ser recordadas mañana como ese recuerdo que quieres mantener...

Carpe diem.

Todo lo malo se hace bueno cuando lo miras con otros ojos

El otro día, sacando el ticket para el bus, entraron en la estación un grupo de preadolescentes con carteles y globos donde decía que regalaban abrazos gratis. Al principio no me hizo mucho gracia ya que echaban fotos también, pero después de darme el abrazo, repartieron frases diversas para todos. La mía fue la siguiente: 

"Todo lo malo se hace bueno cuando lo miras con otros ojos".

A pesar de no pasar por ningún problema personal, me sacaron una sonrisa al pensar que a cuánta gente podrían haber alegrado con una frase al azar, que el destino ha puesto en sus manos, y era lo qué necesitaban leer o escuchar en esos momentos.

Lo comparto con vosotros, por si a alguno le hace bien toparse con esta frase en estos momentos.

Amor, como Romeo y Julieta

Es tan fácil confundir hoy en día amor. Quizás el corazón no confunde términos, sino nuestra cabeza, nuestros sentimientos que afloran a la mínima, nuestro instinto animal. Porque no es difícil olvidar, amigo, que todos provenimos de la naturaleza.

Tú optas por llamarlo... No sé cómo quieres llamar esto, en época de Romeo y Julieta pudiese haber pasado por amor, pero hoy... Hoy no somos más que carne que busca otra carne que poder devorar, hoy no somos más que dos cuerpos que buscan el calor de otro, no somos más que jóvenes con un deseo que quiere ser consumido.

No obstante, déjame decirte, amigo, que cada época tiene su tiempo, que un Romeo y Julieta ahora no existe, y que mi cuerpo ya no busca tu cuerpo... que las cosas han cambiado.

Quizás para ti siempre todo fue un juego... Pero este juego nunca comenzó, porque dos no juegan si uno no quiere.

El amor

¿Qué es el amor? ¿Cómo surge?

Son preguntas, que creo que todos nos hacemos a lo largo de nuestra vida, al igual que porqué estamos aquí, cuál es nuestra misión en la vida, o simplemente, porqué a mí.

Hoy me lo he preguntado yo, y he llegado a la siguiente conclusión: qué es el amor, es algo que todos tenemos claro, más o menos. El amor es necesitar a una persona más que a tu vida, que te entienda y te haga sonreír cuando no eres capaz de dejar de llorar, pero ¿cómo surge, es una sonrisa, es un intercambio de palabras, a través de una película de dos horas?

Pienso que no es así, que nada de eso ocurre. Aunque las películas, los cuentos de Disney y todo este tipo de cosas nos influyen bastante. El amor no surge por un intercambio de palabras, aunque esto ayuda bastante. El amor surge a raíz de nuestra propia imaginación, de pensar qué opinará esa persona de nosotros, en si ahora mismo estaremos en su mente, si imagina un futuro junto a ti, si está viendo tus fotos. Surge en el momento en que imaginas qué le dirás la próxima vez que lo veas, si decides ir a ese sitio donde esa persona pasa las tardes enteras solo para poder verla, aunque sea a unos metros de distancia y no puedes hablarle.

Todo esto hace que nos ilusionemos, que deseemos que esto ocurra,  esto, inconscientemente, nos hace cogerle cariño. Imaginar un mundo con esa persona nos hace ir amándola poco a poco... Hasta caer en un círculo vicioso del que cuesta escapar...

Miedo

¿Quién no experimenta el miedo en su vida, al menos una sola vez?

El miedo, ese sentimiento, que te puede quitar el sueño, dependiendo del grado y de la situación... Miedo, que terrible sufrimiento.

Miedo, pero ¿a qué? ¿A lo desconocido, a una mala nota, a que te regañen tus padres?

En mi caso, es a lo desconocido, a perder una rutina, miedo a lo nuevo, a que algo cambie y no vuelva a ser lo mismo, a que una puerta se abra y yo cierre otra...

La vida sería más fácil sin miedo, si todo fuera predeterminado, si te dijeran "esto es así y punto" y tú lo haces sin más remedio, sabiendo que eso siempre así, para toda tu vida, sin temor a perder a alguien, a equivocarte y que salga mal, a que te regañen... Porque tu vida siempre consistirá en esa cosa.

Quizás, esas situaciones te hacen crecer cómo persona, descubrirte a ti mismo cómo eres y lo qué eres capaz de hacer, de enfrentarte a los temores, a lo desconocido...