martes, 25 de octubre de 2016

Amores de biblioteca

De "te veo morder el boli y pasar la página".
De quién será el causante de su sonrisa al mirar el móvil.
De apartar la mirada cuando me mira y poner esa canción que creo que está escuchando.
Pillarte de reojo mirándome.
Y pasar por tu lado al salir, esperando causar un leve pensamiento sobre si me verás mañana.

Besos

Besos de esos,
En mitad de la lluvia
De los que paran el tráfico
Y se los lleva el viento.
De los que roba el príncipe
Y olvida el despertador.

miércoles, 5 de octubre de 2016

Si tú y yo...

Me sigo preguntando si "tú" y "yo" son más que pronombres.
Si son la cama deshecha de cada viernes. El olor en las sábanas.
Si son los whatsapp que nunca recibo. Ese "en linea" que nunca responde.

Me sigo preguntando si "te quiero" es una frase inacabada. Te quiero... en la cama. Te quiero... morder. Te quiero... a secas. 

Me sigo preguntando... Si preguntando hallaré la respuesta.

viernes, 30 de septiembre de 2016

Parón indefinido de Cascabel

Ante los numerosos intentos de retomar la novela y no poder hacerlo (por falta de tiempo, motivos personales, etc). He decidido pausar indefinidamente la publicación de Cascabel hasta que tenga la novela acabada completamente y pueda comprometerme con vosotros de subirla semanal y puntualmente sin contratiempos.

Perdonad las molestias.

Psdta: la actividad en Twitter seguirá siendo la de siempre.

Ps-psdta: los microcuentos y relatos se subirán al blog.

lunes, 11 de julio de 2016

Capítulo XII

El primer día de fiestas y lo he pasado leyendo Esta noche dime que me quieres. Y no por nada en concreto, o sí. Vale, sigo en mi línea de rayarme. Y además, lo único interesante hoy era la carrera de caballos y no soy muy fan de ellos.
Caballos. Un escalofrío recorre mi cuerpo al recordar lo qué pasó hace unos años.
Fui con mi padre a visitar a un amigo suyo. Amigo que vivía en una especie de granja. Con caballos, obviamente. Mientras ellos hablaban, yo, ilusa, me acerqué a los caballos. Había un poco de paja en el suelo así que la cogí con intención de dársela a uno de los caballos. Casi pierdo la mano. Tuve la suerte de que el amigo de mi padre se dio cuenta a tiempo y me apartó.
Me siento un  poco mal por Vero y Paula, ya que a Paula le encantan los caballos y quería que fuese. Posiblemente Adrián también ha ido, pero no quiero ver un caballo ni en pintura, ni tampoco estoy muy segura de haber querido ver a Adrián.
No tenía bastante con el hawaiano que has tenido que aparecer tú también. ¡Qué fácil sería sacarlo a ambos de mi cabeza! Si estaba hecha un lío ayer por la mañana, hoy ya no sé qué hacer...
Si hago una lista de pros y contras, Adrián gana, ya que estoy en el mismo sitio que él, sabe que existo, voy a coincidir con él más veces, y creo —o espero— que está soltero. Aunque lo conozco de hace unas horas, y yo necesito tiempo. No soy capaz de estar con una persona que no conozco, ni tampoco me considero una "chica fácil".
Dejo el libro sobre la mesita de noche, y giro sobre la cama. La lectura por hoy ha acabado.
Mirando el techo, a la nada, cierro los ojos. Me pone nerviosa la falta de movimiento.
Vale, tengo que... No, no. Debo de olvidarme del hawaiano. Fin de la historia. Tiene novia y no lo voy a ver nunca y no entiendo esta repentina obsesión por un chico cuando yo no soy así. Debo de alejar de mi mente la idea loca de reencontrarnos en la playa donde él reconoce que se fijó en mí. Que ha estado todo este tiempo imaginando el momento donde volveríamos a coincidir. Vuelvo a repetirme: tiene novia y no voy a volver a verlo. Todo son contras.
Giro sobre mí misma, quedando de lado.
¿Y qué hago con Adrián? Para, Layla. Para. Me estoy inventando otra historia con él, demasiada paranoia por hoy. Solo ha sido un chico que se ha comportado de forma amable al llegar a un pueblo donde no conoces a la mitad de la gente por ser forasteros. No tengo que sacar las cosas de contexto y pensar que él no estaba siendo solo amable conmigo.
Vuelvo a girarme hacia el otro lado. Por estas cosas, por rayarme tanto cuando ni siquiera sé si va a pasar o no, por ser así... Debo cambiar, o intentarlo. Debo pensar en lo que va sucediendo y rayarme sobre eso, debo dejar de pensar en cosas que no han pasado... Ya está. Voy a disfrutar las fiestas, voy a dejar a los chicos de lado por unos días. Voy a bailar. Voy a reír. Voy a pasármelo bien.
Ya estoy duchada, sentada en la cama frente al armario. Gran dilema: qué ponerse. Hoy es el primer día, bueno, la primera noche. Los tacones están descartados. Una cosa menos por la que preocuparse.
Me decanto por unos vaqueros cortos altos y una blusa blanca. Un collar plateado que forma una trenza y unos aros plateados. El maquillaje de base, un poquito de colorete marrón oscuro. Un poquito de gloss, los ojos perfilados y rímel. Una coleta alta con flequillo, laca y lista. Unas gotitas de colonia que nunca falten, coger el bolso e irme al bar para encontrarme con el resto.
Cuando llego, nadie se mueve. Menos mal, no he sido la última en llegar. Echo un vistazo rápido a la mesa para ver quién falta, creo que son Adrián y otro chico que no recuerdo cómo se llama.
—Hola —saludo.
Mi prima está hablando con Paula, creo que ni me han escuchado. Vero está al lado mirándome.
—¿Cómo fueron los caballos?
—Estuvieron bastante bien, Paula quedó la segunda en las cintas.
—¿Ah, sí? —Me giro hacía Paula—. ¡Enhorabuena!
—¡Muchas gracias! Pero te hemos echado en f...
—Acaba de mandarme un whatsapp Adrián, dice que viene más tarde con Pedro, que los esperemos en el botellón.
Durante el trayecto desde el bar hasta el botellón, que es cruzar dos calles, Paula me cuenta todo lo de esta tarde, por suerte, el tema de porqué no he ido ha quedado en el olvido. No tengo muchas ganas de hablar de mis rayadas sobre la nada, porque nada ha ocurrido aún.
Me acerco a mi prima e intento frenarla un poco.
— ¿Puedo beber contigo? No me he acordado que aquí los miércoles se hace botellón... Pensaba que era como en mi pueblo, que se hace a partir del jueves.
—Claro, no pasa nada, ¿Te gusta el ron?
—No mucho, pero vale... La siguiente la compro yo y estamos en paz, ¿te parece?
—Vale.
Creo que son las dos cuando vamos a la discoteca. Adrián y el chico siguen sin aparecer, y yo estoy un poco contenta. Nota mental: nada de ron, me sube demasiado rápido. La discoteca está llena de niños que tienen menos de quince años, ¿puede sentirse una persona de diecisiete años vieja en una discoteca? Creo que estoy con la boca abierta, o si no ese sería el gesto que debería tener cuando vea a unas niñas con unos tacones que ni yo me pongo. Yo a su edad seguía montándome en los columpios...
Una mano me agarra y me lleva hacía la esquina, nuestro sitio. Pues sí, he debido de quedarme embobada ante la escena. Carmen me da un vaso.
—Tu beefeater con limón.
Articulo con los labios y le digo "gracias".
Comienza a sonar Agáchate de Danny Romero. Es su canción preferida.
Cojo a Vero y me pongo a bailar con ella. Esta chica parece maja. Espero que lo del rock no fuera demasiada metedura de pata y podemos ser grandes amigas, aunque es algo raro que saque a bailar reggaetón a una chica que le gusta el rock...
Y ven y agáchate, agáchate, agáchate.
Y ven y agáchate, agáchate, agáchate.
Y ven y agáchate, agáchate, agáchate.
Y ven y agáchate, agáchate, agáchate.
Estoy bailando hasta abajo, agachándome al ritmo de la música. Vero me acompaña y sigo pensando en eso del rock. Cuando vuelvo a fijarme, Carmen está con nosotras bailando.
—¡Me encanta esta canción!— grita.
—A mí también, es una de mis favoritas—. Digo, o eso creo. No sé si se me ha escuchado por la música, o que me cuesta hablar.
Cuando terminó la canción, pusieron Starships de Nicki Minaj.
El ambiente sería de guardería, pero las canciones son rompedoras. Todos están pegando saltos con esta canción, y sí, tengo que reconocer que el alcohol tiene también parte de culpa, pero… ¿acaso importa?
A continuación se escucha Yo te esperaré en remix por el DJ de Cali & El Dandee.
Esta canción me encanta también. En realidad, creo que esta noche todas las canciones van a gustarme, pero necesito ir al baño sí o sí.
—Voy al servicio—. Le digo a Paula.
Recuerdo que esta canción la tuve de estado antes de que se hiciera famosa, hace casi un año. No puedo evitar pensar en el hawaiano, qué tendría ese chico… Me había hechizado.
Cuando quiero acordar, me estoy riendo. ¿Por qué? No lo sé. Quizá los chupitos han tenido algo que ver... Hechizada, pienso, ahora seré una princesa hechizada.
Cuando salgo del servicio, aún sigo riéndose, pero esta vez de la ocurrencia que he tenido. Qué graciosa soy cuando quiero. Voy a girar la esquina para salir del pasillo de los aseos cuando me choco con alguien. Tendría que parar de beber un poco.
-¡Uy! Perdó… —Comienzo a decir, hasta que lo vi. —¡Hola, Adrián! ¿Ya has llegado? Vente, estamos en la esquina.
—Hola… —parecía nervioso. —Sí, sí... Ahora voy—. Miraba a todos lados.
—Oye, ¿te pasa algo?
—N…  —hasta que una chica lo abrazó por detrás, rodeando sus brazos por su cintura, mientras le susurra al oído: —Ya estoy.

…O. La palabra quedó sin terminar en el aire.

domingo, 3 de julio de 2016

Nunca se habían dirigido palabra alguna, pero aquella mirada... Aquella mirada lo dijo todo.

sábado, 2 de julio de 2016

Cada palabra le desgarraba el alma como trueno en noche tormentosa, y cada relámpago, le mostraba el camino al mismo error.
-¿Qué desea? -Hmm... Una barra de pan. -¡Marchando! -Y... ¿tiene un corazón a reponer?
Una despedida. Lágrimas. Nudos en la garganta. Tren que cierra sus puertas. Bocas selladas por la tristeza, ni un adiós salió.

viernes, 1 de julio de 2016

Cuando la luna era reina del cielo, las lágrimas le creaban un nudo en la garganta. Todas las noches la visitaba.
El único amor que conocía, estaba impreso con tinta en papel.

miércoles, 29 de junio de 2016

El desayuno es la comida más importante. Al despertar, lo devoraba con la mirada, lo llenaba de besos y de postre, un te quiero.
Le quitaba las pilas al reloj, lo estampaba contra el suelo, lo pisaba y aun así, el tiempo no se detenía.

Últimas noticias

¡Hola a todos!

Últimamente habéis notado algo de actividad en el blog... ¡y es que vuelve a estar activo al 100%!

Todos los lunes podréis disfrutar de un nuevo capítulo de Cascabel. Sí, sí... lo que leéis. Además, los microcuentos que he ido publicando tanto por twitter como por wattpad (¿aún no me sigues? Pincha en los cuadraditos naranja y azul que hay arriba a la derecha) están ahora disponibles en el apartado "Microcuentos" y alguna que otra reflexión subida en wattpad también están disponibles en "Reflexiones".

También os comento que en julio serán las votaciones de los #Wattys2016 y este año participo presentando Cascabel y todos mis microcuentos. Pero, ¿cómo puedo participar, si no sé ni lo qué es ni tengo cuenta en wattpad? Keep calm, pequeño saltamontes.
Los #Wattys2016 son premios anules que Wattpad hace, donde se consigue publicidad para la historia con opción a publicar (de esta última parte no estoy muy segura...). El caso es que hay una categoría donde se vota a través de twitter a la mejor historia, por lo que no necesitáis cuenta en wattpad. Ya os iré informando y espero vuestro voto.

Para quiénes no lo sepan, Wattpad es una plataforma para publicar y leer historias a nivel mundial, parecido a blogger.

Un beso para todos, pasad un buen verano y nos leemos pronto

"Lo bueno se hace de esperar", le decían. Pero lo único bueno que llegó a su vida, fue la muerte.
Hacia tiempo que dejaron de buscar su otra mitad y en el mundo de los sin corazones, sin esperar nada, se chocaron caminando.
Cuando sus ojos se posaron en ella, dejó de estar ciego

domingo, 26 de junio de 2016

Prefería vivir durmiendo. Al menos, detrás de la oscuridad de sus párpados, su rostro era lo único que veía.

sábado, 25 de junio de 2016

Incomprendida

Me siento incomprendida, pensaba que esto era lo que quería, lo que siempre había soñado, pero hay algo dentro de mí que me dice que no, que esto no es lo mío, que esto no me llena. No sé porqué pero parece que nadie me entiende, nadie se puede poner en mi lugar y ver cómo me siento.  ¿No hay nadie que pueda decirme qué me pasa, por qué estoy así?
Siento que esta no es mi vida, siento que está controlada, pero tampoco sé que es lo que quiero para poder parar esta fuerza que me hace seguir con esto.

Pero no hay mas verdad que esta: no sé lo que quiero. Es así de simple. Nos hacen elegir demasiado pronto, sin mostrarnos nada más que aquello que quieren que nosotros veamos, no nos dejan experimentar antes de enfrentarnos a nuestra realidad, a este mundo que se nos presenta como hogar. Todo se reduce a unas cuantas cosas, y ya, ahí queda la cosa, no puedes ver más allá de lo que muestra tu barrio, tu pueblo... No nos dejan experimentar, descubrir... por nosotros mismos, la sociedad viene dada de una forma y no hay más, aunque lo cierto es que sí, pero no podemos ver esas formas, porque nos salimos de lo "normal", de lo que ésta rige. Vivimos engañados.

En mi vida falta algo, pero aún no sé qué es. Nadie me quiere ayudar, nadie intenta comprenderme, todos dicen que esta es mi vida, que esto es lo que me gusta, que esto es lo que quiero, pero siento mi vida vacía a pesar de tenerlo todo, aunque tampoco sé qué entender por todo;  para un indigente, todo sería tener una casa a la que poder llamar hogar, no un banco o la entrada de un banco, todo para alguien que vive acostumbrado a tener caprichos sería esos caprichos que tiene, todo para un niño es tener ese juguete que acaban de anunciar en la tele, todo para una abuelita es tener al amor de su vida todavía junto a ella, todo para una madre es que a sus hijos no les falte de nada. Todo, que palabra más simple y compleja a la vez.

Estoy deambulando sin rumbo por una ciudad a la que llamo hogar, el sol y la música son mis únicos acompañantes en este desastre que es mi vida, por ahora. Pongo la música a todo volumen para que ahogue mis pensamientos y no pueda pensar en nada más que en la canción y sentir el sol sobre mí, sobre mi piel. Observo sin ser observada, me siento como en un videoclip donde yo puedo verlo todo sobre los demás, pero ellos no pueden verme a mí, aunque si me ven, pero no me importa, solo verán a una adolescente como otra cualquiera escuchando música mientras va de algún lado a casa, porque es la hora de comer. Lo cierto es que no quiero volver a casa, ni seguir el camino a casa, ese camino indica rutina, indica que esto no es un sueño, sino la vida misma, indica que me siento incomprendida en un mundo que no quiere ver más allá de lo que quiere ver. Quiero perderme entre estas calles y no regresar a casa hasta que el mundo se haya parado el tiempo suficiente como para saber que quiero hacer conmigo misma, que quiero hacer con mi vida, si es este el camino que quiero seguir.

 Estoy pasando por el parque que hay antes de cruzar y llegar a casa, hay una familia con dos críos que vuelven a casa después de una mañana de colegio. Los chavales están en los columpios y no quieren irse a casa, quieren jugar, y sus padres insisten. La madre va a por uno de ellos y lo coge, el otro, viendo los planes del padre, se resiste y no se suelta del columpio ni queriendo. Al final cede al verse solo sin su hermano.

Que feliz es uno siendo una niña, que tu mayor enfado no dura más de tres minutos, que tu mayor preocupación es no perderte tu serie favorita, que tienes tu vida resulta por tus padres, y que al obligarte ellos a hacer algo, sabes si lo quieres o no. ¿Por qué se complica tanto la vida a medida que vamos creciendo y siendo mayores? ¿Por qué no puede ser todo siempre un juego?  ¿Por qué debemos regirnos por las reglas que marca esta sociedad? ¿Por qué debemos depender de unos tíos que no nos conocen para poder vivir bien, esos que se hacen llamar políticos?

El semáforo ya está en verde, pero paso de largo y sigo la calle, no quiero volver a casa, quiero perderme en esta ciudad y encontrarme a mí misma, saber qué hay mal dentro de mí, o que es lo qué está incompleto, qué es lo que está vacío dentro de mí, qué es lo que necesito, qué es lo que quiero. Quiero saber más de mi.

Paso por la sombra de un árbol que hay en la acera, y me da frío, parece que es un día primaveral, pero lo cierto es que aún es invierno, los rayos de sol hacen que mi cuerpo este calentito y la bufanda me estorbe, tengo calor. Creo que eso es lo único que tengo claro a día de hoy sobre mí, que tengo calor, y no es algo que pueda decir que sea un estado fijo, porque cuando esté en una zona ensombrecida tendré frío o cuando llegue la noche.

¿Tanto trabajo cuesta que alguien venga a mí y me diga qué es lo que me pasa?

Camino y camino, sin medir mis pasos, la distancia a la que estoy de mi casa, sin tener un destino claro que, directamente no lo tengo. Solo camino, ahora giro a la izquierda y ahora no, me dejo llevar por primera vez desde hace mucho tiempo, no quiero ser dueña de mi vida, solo quiero caminar, caminar sin parar.

 La canción no para de repetirse cada pocos minutos y casi que ya me la sé de memoria, a pesar de estar en inglés y no entender ni jota, pero no me importa. Por la melodía puedo deducir que es una canción triste, y mi estado de ánimo la necesita, no sé si será de desamor, de alguna perdida, pero le hace bien a mi alma. Necesito un tiempo para mí misma, y esta canción es perfecta.


Close the door, turn the key,
On everything that we could be.
If loneliness would move out,
I'd fill the vacancy.
Las penas siempre activan
los pensamientos que nunca dejamos florecer,
y con las lágrimas florecen.
Hacen de ellas, las lágrimas,
el mejor abono que puede existir,
alimentadas de las penas.
La vida es eso que pasa mientras caminamos buscándola.

Oportunidades

¿Quién no persigue un sueño? ¿Quién no se pasa parte de su vida buscando algo con lo que sentirse a gusto, algo qué es realmente lo que desea?

Probablemente, todos, más tarde o más temprano hemos buscado algo que nos haga feliz, muchas cosas seguramente serán cosas que quedan en el olvido, o que son tan surrealistas que nunca se intenta, o se dan por imposibles sin dar la oportunidad antes.

Vivimos en un mundo donde los sueños son tan irrelevantes, que parece que conseguirlos es misión imposible, y lo cierto es que no es así. Todo logro, todo sueño, tiene sus quehaceres, tales como renunciar a una parte de tu vida, a algún capricho, a no rendirse e intentarlo por todos los medios. Hasta que el día menos esperado, te toca a la puerta de tu casa y tú sin enterarte de nada de lo que está pasando a tu alrededor.

Piensas que no es posible, que entre toda la gente que vive en este mundo, tú no puedes haber tenido la suerte de que tu sueño se vaya a cumplir, no importa si triunfa o no, no importa nada, solo que va a ocurrir. Pero esto también tiene sus fases, la primera es la incredulidad, tienes que estar dentro de un sueño, tiene que ser una broma; luego pasas a la desconfianza, está claro que todo es mentira y forma parte de un plan maquiavélico, pero poco a poco empiezas a creer, y tu esperanza aumenta junto con la ilusión...

El problema llega cuando no es el momento justo, cuando no te ves capacitada para llevarlo a cabo, y cuando no sabes, si será un caso de "las oportunidades solo tocan una vez a la puerta" o de "si valgo para algo, será para siempre".

Solitaria

En el mes de febrero, un día decide ser primaveral en medio de tanta lluvia y ciclogénesis explosiva.
Los universitarios a mi alrededor se quitan chaquetas, pañuelos... cualquier cosa que proporcione un poco de calor al cuerpo humano. Todos andamos buscando el sol, hoy no queremos sombra.
A pesar de mi feroz hambre, que sería capaz de devorar un plato de pasta que rebosara, decido caminar hasta el piso y no coger el bus. Mi cuerpo necesita tomar los rayos del sol para tener vitamina D. Busco entre los apuntes y carpetas de mi mochila mis cascos y los coloco sobre mi cabeza, perfectamente cubriendo las orejas, y le doy al reproductor de música del móvil. Últimamente me ha dado por escuchar todo en inglés, salvo alguna excepción con Pablo Alborán. Entre tantas canciones de Taylor Swift o The Wanted, se cuela él con esa voz.
A veces cierro los ojos mientras camino y dejo que mi mente escape de la rutina mientras sigo caminando, pero solo unos segundos, no quiero estrellarme con nadie.
Por primera vez, desde hace meses, me siento a gusto conmigo misma. En el pueblo, con las amigas, los padres, la gente que te conoce, es imposible pasar desapercibida, ir escuchando música sin más, sin hablar con nadie, observando lo que quieras o mirando el suelo si lo prefieres. Puedes ser libre por unos momentos, sin que no importe nada más que yo en ese instante, mis pensamientos, mi música, cada paso que doy. Eso
Cierro los ojos de nuevo por un momento y dejo que los suaves rayos del sol acaricien mi nuca, mis brazos desnudos, mi rostro cuando los busco. Me gusta.
Me encanta sentir esto, hace hasta calor y todo, no es el frío rutinario típico de estas fechas, es... es algo mejor.
Podría pasarme los días sola y no me importaría. Disfruto con mi propia compañía que, a veces creo, es lo único que necesito, al menos durante unos minutos al día.
Estoy llegando al piso, y la verdad es que no me apetece para nada llegar y encontrarme entre la sombra propicia de las casas,  quiero el sol sobre mí el máximo tiempo posible, pero empieza a nublarse, y en la sombra reinan los restos del invierno, del frío que propiamente pertenece a este mes del año.

Hoy, solo ha sido un pequeño atisbo de esperanza. 

Trazos de tinta

A veces me siento un bicho raro, aunque la verdad no tengo porqué, la opinión de la gente me la suda, pero aún quedan en mí efectos del machaque psicológico que se hacen en los pueblos por seguir la "moda" y ser "normal·. Puedo estar tranquilamente estudiando en la biblioteca, cuando unas ganas inmensas de llorar, me invaden, la tristeza se apodera de mí y tengo ganas de huir, de escapar de esta realidad que llamamos vida, o mundo, de estar sola y no tener mayor compañía que yo misma, mis pensamientos, y quizá, la música. Sentirme por unos instantes bien conmigo misma en esta soledad que me rodea. Me gustaría saber algo de psicología y poder analizarme, saber a qué se deben estos altibajos que me hunden en estas depresiones esporádicas que me dominan por momentos.

El único escape que encuentro ante esto es escribir, coger un trozo de papel, en los apuntes de la facultad, en hojas a sucio, donde sea, y dejar que la tinta penetre el papel para quedarse ahí grabado permanentemente, aquello que denominamos letras, palabras o texto que, a fin de cuentas, no son más que trazos sobre una hoja, garabatos al igual que dibujamos sin sentido en una clase cuando nos invade el aburrimiento, al igual que los pasos que dando a lo largo de la vida buscando un lugar donde estos terminen, con la diferencia de que éstos no perduraran para siempre sobre los caminos andados...

Finales

La vida está llena de finales. Finales tristes, finales felices, finales que mejor que queden en el olvido, finales con sabor de no querer terminar o finales para escribir una historia. Hay muchos más, pero me podría pasar la vida escribiendo sobre ellos.
La vida es una novela que vamos escribiendo poco a poco, día a día. Aunque no es una novela cualquiera, como esas que se escriben en papel que luego quedan en olvido hasta ser películas que la cambian por completo; es nuestra novela, nuestra creación que nunca será ficción -a pesar de que en ocasiones pueda parecerlo-, donde  nadie podrá identificarse nunca tan bien con el protagonista como nosotros mismos. Es una novela única, irrepetible e inigualable, de la cual solo nosotros podremos modificarla, pero solo mirando hacia el futuro y aprendiendo de los errores ya cometidos, pues el pasado, pasado está. No se puede cambiar. Y esto es lo bonito de nuestra novela: no es un borrador, es la obra corregida, editada y publicada. Nosotros tenemos el poder de elegir si aprendemos del pasado, o no. Nosotros mismos somos los que elegimos cuando el presente seguirá siendo nuestro futuro o ponerle un final y que pase a ser pasado.
Los finales siempre están presentes. A veces pueden ser un punto y seguido, un punto y a parte o el final de un capítulo, pero no el final de nuestra novela porque, día a día, seguimos escribiéndola.
Últimamente me invade un sentimiento de nostalgia que se apodera de mí unos segundos cada día, y me hace extrañarte más y más. El caso es que nunca antes me había pasado, pero desde hace unas semanas ya es puro hábito.

¿Será esto, acaso, ese sentimiento denominado amor, aquel que dicen que es el que perdura después de la primera fase del enamoramiento, ése que dicen que es eterno?

Un pedacito de mí se queda contigo en cada encuentro, en cada beso, en cada abrazo, en cada susurro, cada vez que pronuncias mi nombre o un te quiero.

Después de tantos años, me enfrento a algo totalmente desconocido, y no sé si debería asustarme o alegrarme ante ello. Es algo que, quizá pensaba  que ya había experimentado, o que, directamente, algo que ni sabía que existía.

El caso es que te quiero. Ya no siento terror a la distancia que hay entre nosotros, ya no siento miedo por esas personas que van apareciendo en nuestro camino a lo largo de la vida, porque sé que soy para ti, y tú para mí.


Puede que en el pasado, las palabras fueran llevadas por el viento al océano, que estén en esa brisa que te llega en una tarde de verano, que acompañen al vuelo de cualquier ave. Pueden que esas palabras transformaran el viento en tempestad, que rompieran la calma, que causaran tormenta.
O, simplemente, que esas palabras con el tiempo vuelvan a su dueño, donde, en este caso, podremos afirmar que si estas palabras llevan consigo un sentimiento, éste perdura en su corazón.


Y los dos jugando a ser príncipe y princesa, se dieron el beso más puro de su vida, cuando el amor aún existía, y no era solo el reflejo de los cuentos.

En el amor y la guerra, ¿todo vale?

Dicen que en el amor y la guerra, todo vale. ¿Por qué?
Dos términos tan opuestos, tan fuertes, tan bellos cada uno en su campo, ¿cómo son capaces de estar unidos de esa forma? Por no perder el amor de los nuestros, somos capaces de crear nuestra propia guerra, pero de una guerra no somos capaces de poder llegar al amor, o volver a él.
Del amor al odio hay un paso, pero este paso no se puede deshacer una vez que se ha dado.
¿No es curioso? El blanco se puede tornar negro, pero el negro no puede ser blanco.
Volviendo al tema principal de esta entrada, ¿por qué se vale todo en el amor? ¿Acaso, es justo meterse en medio de una pareja porque "en el amor y la guerra todo vale", o es justo jugar con los sentimientos de dos personas, porque quieres a ambas y no te decides? No creo que sea justo justificar el egoísmo de una persona bajo "en el amor y la guerra toda vale", porque después le damos al amor una cualidad que no le corresponde, el masoquismo, y decidimos aguantar todo lo que nos venga de esa persona que queremos, a pesar de que cada decisión que decide no tomar, nos está matando poco a poco por dentro, nos está quitando aquello que conocemos por vida, y nos excusamos con un "es que soy masoca, ¿sabes?"
Pues no, chicos. Por muy parecida que sea la guerra al amor, a éste último no podemos dotarlo de cualidades negativas que no le corresponden, pues se repelen.

Libros

¿Qué sería de la vida sin ellos? Son tan mágicos, tan buenos para el alma como escuchar música en un bajón nocturno o desahogarte con un amigo.
Libros. Ese pasaporte gratuito a mundos imaginarios, a países exóticos, a pequeños pueblos perdidos en la otra punta del mundo, o tan cercanos a ti que ni serías capaz de reconocerlos.
Libros. Esa puerta abierta a conocer gente, a desarrollar la imaginación, a vivir cada palabra, cada línea, cada párrafo, cada sentimiento (lágrima, risa, llanto...), ese enamoramiento repentino que surge en cada libro de ese personaje que podría ser nuestro príncipe azul (si existiera, claro), ese llanto a la muerte de alguien, como si fuera nuestro hermano. Esa sensación de que, poco a poco, abandonas tu vida y dejas de ser tú para convertirte en Julieta, en Isabella, en María, en Patricia... y vivir con ellas cada encuentro, cada desamor, cada segundo, cada momento de peligro. Vivir en ellas, sentir sus lágrimas sobre tus mejillas, sentir las caricias que reciben de otro.
Libros. Esas letras impresas en hojas que nos hacen soñar, que son mejor que una botella de alcohol, que alimentan la mente, nos enriquecen culturalmente, nos enseñan, nos ayudan.
Jamás cambiaré esos momentos vividos con ellos bajo las sábanas, leyendo hasta las cuatro o las cinco de la mañana, gracias a la luz de una linterna o de un móvil, con ese temor a que te pillen despierto a esas horas.
Gracias, por esa puerta mágica que sois hacia nuevos mundos, nuevas vidas... Gracias.
El poder de la imaginación humana puede llevar a tales extremos, que gracias a ellos tenemos esos magníficos objetos de papel denominados libros. Pero, ¿y quién nos asegura a nosotros que todo procede de la imaginación? ¿Quién nos dice que no es cierto que en antaño existían sirenas, vampiros, etc.,  que los fantasmas y espíritus no forman parte de nuestra vida hoy en día? ¿Quién nos dice que esta obra no está sacada de un diario, de la vivencia de alguna amistad? Nadie puede asegurarnos nada respecto a lo que concierne al mundo de la imaginación, del arte, de lo literario.

Se metió en la cama sin apagar la luz, dejando una nota:
"Si quieres soñar conmigo, te dejo la luz encendida para que encuentres el camino".

Luna Lunera

Cuenta Luna que te vio anoche en brazos de otro, que sus labios estaban posados donde tantas veces estuvieron los míos. Me susurró movimientos de cuerpos, de manos sobre ellos, de bocas con lenguas fugitivas en busca de nuevos lugares.
Un coche, un descampado y olivos fueron testigos. Las huellas sobre el asfalto y las hojas caídas han hecho un camino, que desde mi casa puedo ir a ese lugar maldito. Las promesas tocaron a mi puerta y carcajada tras carcajada, desaparecieron por él, dejando tu nombre grabado en el viento. Pero, al igual que ellas, desaparecieron juntos.
Luna me confesó en secreto, que pocas veces a visto un amor verdadero, pero juró visitarme cada noche hasta que yo viviera algo de eso.

Buscando...

Vivimos buscando con quién compartir nuestra vida, en una sociedad donde no eres nadie si estás solo.
Buscamos ese príncipe azul que dicen que es nuestra otra mitad, nuestra media naranja. Esa persona que nos complementa.
Buscamos ese hombre perfecto, que sea capaz de protegernos de todo, ese que con solo estar entre sus brazos nos brinda un mundo nuevo, donde no existe nada más.
Buscamos solo una imagen distorsionada, del chico guapo, con fotos donde se ve envuelto en el humo del tabaco, dando una imagen de erotismo.
Buscamos un idealismo. Algo falso. Nos invaden con imágenes, con series, con mensajes subliminales de qué buscar, pero lo cierto es que no tenemos que buscar más allá de lo que queremos, como cariño, fidelidad, otros buscaran una relación abierta o alguien del mismo sexo.
Bastante tienen ya con meternos un estereotipo sobre nuestro cuerpo, como para que lo logren con las relaciones sentimentales, amorosas o de follaamigos.

Una imagen para el recuerdo

"La guerra había acabado".
La gente no paraba de repetirlo. En el hospital, todas salimos a la calle, alborotadas. Alegría, júbilo. Hacía tiempo que no se disfrutaba de algo así.
Anne y Marie buscaban a sus soldados, deseosas de saber que ya no cabía la mínima posibilidad de perderlos, y tenerlos junto a ellas para siempre.
Observo. Va a ser una imagen para el recuerdo. De repente, alguien me coge del brazo, puedo sentir como sus dedos se aferran a él, y tira de mí, hacía él. Todo ocurre tan rápido que no me da tiempo a reaccionar, y cuando quiero darme cuenta de qué está ocurriendo, posa dulcemente sus labios sobre los míos. Puedo percebir perfectamente la sonrisa que hay oculta bajo él. Noto como deja caer mi peso hacia atrás, vencido por la gravedad, pero se sostiene a su lado agarrándome del cuello y de la cintura, mientras el beso continua.
—La guerra ha acabado—susurra. Nos miramos. Un brillo en su mirada me deja anonadada, y corre, dejándome sola en medio del gentío.
Una imagen para el recuerdo... El beso más famoso del siglo XX.

Las estrellas, por una noche, no estaban en el cielo sino con nosotros.

Mira que a mí los países orientales no me gustan. Pero bueno, estoy aquí por una "buena causa" o eso intento creer. Aún no sé cómo logró que aceptara...
—Hazlo por mí—suplicaba.
—Te he dicho que no. ¡No voy a ir allí! —grité y caminé hacía el dormitorio.
—¡Por favor! —continuaba suplicando.
No me hacía falta girarme para saber que lo tenía detrás, mirándome y suplicándome que lo acompañara.
—No...—repetí por enésima vez.
—Por favor...—susurró, esta vez, en mi cuello. Estaba pegado a mí y yo no lo había notado. Estaba jugando sucio.
Hice ademán de quitármelo de encima antes de que fuera demasiado tarde, pero ya lo tenía besándome en el cuello. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo y se rendía a él, aunque por dentro mantenía una disputa entre rendirme o no. Una parte de mí lo deseaba y quería ese juego que me estaba mostrando, mientras sus manos me iban acariciando lenta y peligrosamente, cada vez más próximas a mi vientre. Mi otro yo, por otro lado, no se quería rendir, e intentaba recordar los motivos por los cuales odiaba tanto esos países, pero sus manos estaban cada vez más cerca, y él ya se encontraba en frente de mí bajando sus suaves labios hacia mi pecho...
—Me rindo...—exclamé en un susurro apenas audible, y me entregué a él.
Así he acabo, en un país que odio a muerte, y al lado del ser más perverso que existe, que es capaz de jugar sucio para conseguir todo lo que se propone.
—Mira, ya traen los globos voladores—. Señaló grandes cuadrados blancos.
—Ajá... —Intentaba no hacerme la sorprendida, pero la verdad es que era una escena muy hermosa la que tenía delante de mí. La gente se alborotaba y hacían cola para comprar uno de esos globos, familias enteras estaban allí presentes, pequeños niños correteaban alrededor de sus padres, impacientes porque llegará el momento de encenderlos y echarlos a volar.
No paraba de mirarme y ese brillo en la mirada me decía que estaba estudiando mi posición, intentando atravesarme y meterse en mi mente. Pillada. Pero, ¿cómo pretende que ante algo como esto no me asombre?
La pareja que teníamos al lado, sacó de una mochila una bolsa que parecía contener una cometa, pero lo cierto era que de ella estaban extrayendo un farolillo doblado. Poco a poco, lo fueron desdoblando. Una vez logrado, la mujer los sujeto por la base de alambre y comenzó a moverlo, como si fuera una bolsa que quisiera llenar de aire, y cuando, por fin, tuvo la forma del farolillo, pararon. Todos a nuestro alrededor estaban sacando los farolillos o comprándolos, pero esa magia, ese momento de ir "montándolo" se perdía si elegían lo segundo, pues ya venían listos para encenderse.
La noche era oscura, salvo por la luna llena que nos acompañaba, ya que las estrellas habían decidido abandonarnos.
Estaba tan absorta observando mi alrededor, que no me di cuenta de que en mis manos apareció un farolillo blanco amarillento.
—¿Y esto?—le pregunté.
—No pensabas que estábamos aquí solo para observar, ¿verdad?—Y sacó un mechero.
Puse el farolillo boca abajo, sosteniéndolo por la base de alambre que le daba la forma, mientras miles de manos encendían los mecheros y todos estábamos alumbrados por pequeñas llamas. Las estrellas, por una noche, no estaban en el cielo, sino con nosotros.
Muchos niños tenían en su poder los farolillos y esperaban, impacientes, que sus padres terminaran por encender la pequeña pastilla de carbón que se encontraba en mitad de los alambres, sujeta gracias a ellos.
Apagó el mechero, y entre los dos colocamos el farolillo boca arriba, sosteniendo la punta para que no cayera hacía abajo.
—Debemos esperar a que esté lleno de aire, y soltar la punta, y una vez así, esperar hasta que notemos que ya asciende por sí solo, ¿entendido?—me miró.
—Sí, mi señor.
Nos miramos. El brillo de su mirada quedaba iluminado con la única luz que desprendía el farolillo.
Después de unos segundos, soltó la punta. Ya quedaba menos.
—Debemos formular un deseo.
—¿Qué?
—Sí, esto se hace para pedir deseos, ¿no lo sabías?
Niego con la cabeza.
—Pues sí—continua—. Ahora, suelta despacio—. Hago lo que me ordena, y suelto, poco a poco, el farolillo comienza a ascender, y les siguen varios más. En menos de un minuto, el cielo se encuentra con muchas estrellas en movimiento.
—¿Sabes?—llama mi atención—. Los farolillos también son un símbolo en las bodas, y cuanto más dure su viaje, más fuerte y más real será el deseo pedido.
Al escuchar la palabra "boda" me quedo bastante pillada, ¿qué se trae entre manos? Claro que, mientras estoy pensando esto, él se está arrodillando ante mí, y mi pregunta no formulada es contestada inmediatamente.
—¿Qué mejor forma de desear que estemos por siempre, que con la luz de esta hermosa luna llena y esos farolillos que la acompañan esta noche?—No, no es verdad. Esto no puede ser cierto, no paro de repetirme para mí misma—. Así que, si me lo permite usted, ¿haría el favor de que mi sueño, con ayuda de nuestro farolillo, se hiciera realidad: te gustaría pasar el resto de tu vida a mi lado?
Las personas más próximas a nosotros comienzan a formar un círculo alrededor nuestra, y la pareja que, anteriormente, había sacado el farolillo de una mochila, nos miran sonrientes mientras la mujer coloca su mano sobre su vientre, a la vez que el hombre la atrae hacía él y la besa. ¿Qué recuerdos estarán pasando por su mente?
Mientras tanto, lo tengo a él, a la persona que más quiero, esperando. Esperando una respuesta que, a pesar de que llevaba bastantes semanas esperando recibir, me ha pillado por sorpresa, dejándome en un mini estado de shock.
Esa carita que tantas veces he mirado, he rozado, he besado... Me mira como jamás me había mirado, como si fuera la primera vez que el sol se posará en su campo de visión. Me siento tan pequeña a su lado...
—Sí—pronuncio después de unos segundos que se han convertido en una eternidad. En unos segundos donde el tiempo ha parado por completo.
Se levanta, me besa. Pero no un beso normal, no, un beso con pasión, un beso que expresa todo lo que siente por mí, toda la felicidad que contiene una afirmación de mi parte, todo el futuro que nos queda por delante y todo lo que conllevará.
—Te quiero—. Me dice mientras me mira a los ojos, llenos de felicidad.


En el olvido

Hace mucho que no escribo, y es que las musas se alejaron de mi lado, o quizás fui yo quién las echó de mi vida. Lo cierto es que siempre he pensado que las musas solo nos acompañan cuando nos va mal, cuando no tenemos a nadie o nos encontramos solos, ellas aparecen.
No hay mejor amigo o mejor desahogo que contar qué te pasa, aunque solo sea a un trozo de papel que el viento se llevará y alguien pueda leer porque se cruce en su camino,o puede que trágicamente éste acabe en la basura, leído por alguien que rebusca en ella. también puede darse el caso de escribir en un blog, y saber que al menos por una persona puede llegar a ser leído, aunque sea de otro país y no conozca tu idioma, da igual, el caso es ser concienciados de que seremos leídos, da igual cuando, como o quien sea el que nos lea.

¡Qué extraño es todo! A veces pienso que nací en la época equivocada...

¿Suerte?

La suerte no existe, no hay nada más allá que lo que uno se proponga, no hay cuentos de hadas ni ningún genio saliendo de una lámpara. Suerte y magia, ¿qué es más real? No hay nada más real que el camino que nos vamos marcando, ese camino llamado vida que, a veces, es una cuesta que no parece acabar nunca, ese camino que cuando es llano y sin piedras se anda con los ojos cerrados, que a menudo nos pilla una tormenta y vamos sin paraguas, al igual que encontramos un precioso prado a la derecha de él y decidimos descansar hasta que éste se seca y continuamos el camino. Ese camino. Nosotros marcamos ese camino con cada paso, cuando decidimos echar a correr sin mirar atrás, tropezar con la misma piedra una y otra vez, cuando no podemos más con el cansancio y caemos, cuando decidimos levantarnos y seguir. No existe la suerte, no existe la magia, no existe el destino. No existe nada más real que yo misma.
Nos hacen creer que los trenes separan corazones y están llenos de despedidas, ¿qué pasa cuando esto no es así?
Juguemos a un juego: tienes que contarme una historia que se desarrolle en una estación de trenes. Seguramente me hablarías de una pareja que se tiene que separar y se despide con un efusivo beso, ¿me equivoco?
Pero déjame decirte que los trenes también unen parejas, que se reencuentran, que se conocen en un vagón mientras uno de los dos lee y la otra persona, curiosa, se interesa por su lectura, o simplemente todo comienza con una inocente conversación sobre el paisaje o el destino de cada cuál. O la historia cambia completamente, y el tren no los separa, sino que los lleva a una nueva vida juntos, una mudanza, por ejemplo, o una luna de miel, quizás.
¡Pobres los trenes, que solo son recordados para separar!

Huyendo a la locura

La única forma de escapar de la locura es huir, huir hacia ella. Huir a un mundo donde el límite entre lo real y lo imaginario está marcado por nosotros mismos. Un mundo donde podemos estar rodeados de aquello que más apreciamos, esté o no presente en la vida real. Un mundo donde podemos manejar nuestro destino y cambiarlo cada vez que se nos antoje, hasta conseguir aquello que queremos. Da igual si así "perdemos" los valores de vivir, en este caso no importa si caemos y nos levantamos las veces que haga falta, sino de ser feliz, aunque sea a través de juegos sucios creados por nosotros. Carpe diem.
Dejar volar a la imaginación y escapar volando con ella. Muestra tus sentimientos y emociones y escapa con ellos. Camina, salta, brinca, vuela... Sé libre. Que nadie te retenga en esta oscuridad aunque quiera ella. Que nada te retenga, más allá que tus sueños.

Deja que tus sueños broten de aquella oscuridad que penetra en tu cerebro, y que salgan y florezcan a la luz como rosa en pleno invierno, brillando sobre el resto. Que se vean desde la distancia, que destaquen en ese fondo grisáceo donde mueren los sueños de los demás. Que te llamen loco por lograr lo que nadie ha logrado, pues será bien recibido ese adjetivo si significa "luchar por lo que quiero; lograr mis sueños".

La estrofa pérdida de Bécquer, por Microcuentista

RIMA IV

"No digáis que, agotado su tesoro,
de asuntos falta, enmudeció la lira;
podrá no haber poetas; pero siempre
habrá poesía.

Mientras las ondas de la luz al beso
palpiten encendidas,
mientras el sol las desgarradas nubes
de fuego y oro vista,
mientras el aire en su regazo lleve
perfumes y armonías,
mientras haya en el mundo primavera,
¡habrá poesía!

Mientras la ciencia a descubrir no alcance
las fuentes de la vida,
y en el mar o en el cielo haya un abismo
que al cálculo resista,
mientras la humanidad siempre avanzando
no sepa a dó camina,
mientras haya un misterio para el hombre,
¡habrá poesía!

Mientras se sienta que se ríe el alma,
sin que los labios rían;
mientras se llore, sin que el llanto acuda
a nublar la pupila;
mientras el corazón y la cabeza
batallando prosigan,
mientras haya esperanzas y recuerdos,
¡habrá poesía!

Mientras haya unos ojos que reflejen
los ojos que los miran,
mientras responda el labio suspirando
al labio que suspira,
mientras sentirse puedan en un beso
dos almas confundidas,
mientras exista una mujer hermosa,
¡habrá poesía!"

Mientras el mundo gire cada día,
y nos dé la vida;
mientras tus ojos miren
mi mirada que no está vacía;
mientras la música llegie
al alma de cada cría,
mientras haya sentimientos,
¡habrá poesía!