sábado, 25 de junio de 2016

Nos hacen creer que los trenes separan corazones y están llenos de despedidas, ¿qué pasa cuando esto no es así?
Juguemos a un juego: tienes que contarme una historia que se desarrolle en una estación de trenes. Seguramente me hablarías de una pareja que se tiene que separar y se despide con un efusivo beso, ¿me equivoco?
Pero déjame decirte que los trenes también unen parejas, que se reencuentran, que se conocen en un vagón mientras uno de los dos lee y la otra persona, curiosa, se interesa por su lectura, o simplemente todo comienza con una inocente conversación sobre el paisaje o el destino de cada cuál. O la historia cambia completamente, y el tren no los separa, sino que los lleva a una nueva vida juntos, una mudanza, por ejemplo, o una luna de miel, quizás.
¡Pobres los trenes, que solo son recordados para separar!

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