sábado, 25 de junio de 2016

Incomprendida

Me siento incomprendida, pensaba que esto era lo que quería, lo que siempre había soñado, pero hay algo dentro de mí que me dice que no, que esto no es lo mío, que esto no me llena. No sé porqué pero parece que nadie me entiende, nadie se puede poner en mi lugar y ver cómo me siento.  ¿No hay nadie que pueda decirme qué me pasa, por qué estoy así?
Siento que esta no es mi vida, siento que está controlada, pero tampoco sé que es lo que quiero para poder parar esta fuerza que me hace seguir con esto.

Pero no hay mas verdad que esta: no sé lo que quiero. Es así de simple. Nos hacen elegir demasiado pronto, sin mostrarnos nada más que aquello que quieren que nosotros veamos, no nos dejan experimentar antes de enfrentarnos a nuestra realidad, a este mundo que se nos presenta como hogar. Todo se reduce a unas cuantas cosas, y ya, ahí queda la cosa, no puedes ver más allá de lo que muestra tu barrio, tu pueblo... No nos dejan experimentar, descubrir... por nosotros mismos, la sociedad viene dada de una forma y no hay más, aunque lo cierto es que sí, pero no podemos ver esas formas, porque nos salimos de lo "normal", de lo que ésta rige. Vivimos engañados.

En mi vida falta algo, pero aún no sé qué es. Nadie me quiere ayudar, nadie intenta comprenderme, todos dicen que esta es mi vida, que esto es lo que me gusta, que esto es lo que quiero, pero siento mi vida vacía a pesar de tenerlo todo, aunque tampoco sé qué entender por todo;  para un indigente, todo sería tener una casa a la que poder llamar hogar, no un banco o la entrada de un banco, todo para alguien que vive acostumbrado a tener caprichos sería esos caprichos que tiene, todo para un niño es tener ese juguete que acaban de anunciar en la tele, todo para una abuelita es tener al amor de su vida todavía junto a ella, todo para una madre es que a sus hijos no les falte de nada. Todo, que palabra más simple y compleja a la vez.

Estoy deambulando sin rumbo por una ciudad a la que llamo hogar, el sol y la música son mis únicos acompañantes en este desastre que es mi vida, por ahora. Pongo la música a todo volumen para que ahogue mis pensamientos y no pueda pensar en nada más que en la canción y sentir el sol sobre mí, sobre mi piel. Observo sin ser observada, me siento como en un videoclip donde yo puedo verlo todo sobre los demás, pero ellos no pueden verme a mí, aunque si me ven, pero no me importa, solo verán a una adolescente como otra cualquiera escuchando música mientras va de algún lado a casa, porque es la hora de comer. Lo cierto es que no quiero volver a casa, ni seguir el camino a casa, ese camino indica rutina, indica que esto no es un sueño, sino la vida misma, indica que me siento incomprendida en un mundo que no quiere ver más allá de lo que quiere ver. Quiero perderme entre estas calles y no regresar a casa hasta que el mundo se haya parado el tiempo suficiente como para saber que quiero hacer conmigo misma, que quiero hacer con mi vida, si es este el camino que quiero seguir.

 Estoy pasando por el parque que hay antes de cruzar y llegar a casa, hay una familia con dos críos que vuelven a casa después de una mañana de colegio. Los chavales están en los columpios y no quieren irse a casa, quieren jugar, y sus padres insisten. La madre va a por uno de ellos y lo coge, el otro, viendo los planes del padre, se resiste y no se suelta del columpio ni queriendo. Al final cede al verse solo sin su hermano.

Que feliz es uno siendo una niña, que tu mayor enfado no dura más de tres minutos, que tu mayor preocupación es no perderte tu serie favorita, que tienes tu vida resulta por tus padres, y que al obligarte ellos a hacer algo, sabes si lo quieres o no. ¿Por qué se complica tanto la vida a medida que vamos creciendo y siendo mayores? ¿Por qué no puede ser todo siempre un juego?  ¿Por qué debemos regirnos por las reglas que marca esta sociedad? ¿Por qué debemos depender de unos tíos que no nos conocen para poder vivir bien, esos que se hacen llamar políticos?

El semáforo ya está en verde, pero paso de largo y sigo la calle, no quiero volver a casa, quiero perderme en esta ciudad y encontrarme a mí misma, saber qué hay mal dentro de mí, o que es lo qué está incompleto, qué es lo que está vacío dentro de mí, qué es lo que necesito, qué es lo que quiero. Quiero saber más de mi.

Paso por la sombra de un árbol que hay en la acera, y me da frío, parece que es un día primaveral, pero lo cierto es que aún es invierno, los rayos de sol hacen que mi cuerpo este calentito y la bufanda me estorbe, tengo calor. Creo que eso es lo único que tengo claro a día de hoy sobre mí, que tengo calor, y no es algo que pueda decir que sea un estado fijo, porque cuando esté en una zona ensombrecida tendré frío o cuando llegue la noche.

¿Tanto trabajo cuesta que alguien venga a mí y me diga qué es lo que me pasa?

Camino y camino, sin medir mis pasos, la distancia a la que estoy de mi casa, sin tener un destino claro que, directamente no lo tengo. Solo camino, ahora giro a la izquierda y ahora no, me dejo llevar por primera vez desde hace mucho tiempo, no quiero ser dueña de mi vida, solo quiero caminar, caminar sin parar.

 La canción no para de repetirse cada pocos minutos y casi que ya me la sé de memoria, a pesar de estar en inglés y no entender ni jota, pero no me importa. Por la melodía puedo deducir que es una canción triste, y mi estado de ánimo la necesita, no sé si será de desamor, de alguna perdida, pero le hace bien a mi alma. Necesito un tiempo para mí misma, y esta canción es perfecta.


Close the door, turn the key,
On everything that we could be.
If loneliness would move out,
I'd fill the vacancy.

No hay comentarios:

Publicar un comentario