sábado, 25 de junio de 2016

Finales

La vida está llena de finales. Finales tristes, finales felices, finales que mejor que queden en el olvido, finales con sabor de no querer terminar o finales para escribir una historia. Hay muchos más, pero me podría pasar la vida escribiendo sobre ellos.
La vida es una novela que vamos escribiendo poco a poco, día a día. Aunque no es una novela cualquiera, como esas que se escriben en papel que luego quedan en olvido hasta ser películas que la cambian por completo; es nuestra novela, nuestra creación que nunca será ficción -a pesar de que en ocasiones pueda parecerlo-, donde  nadie podrá identificarse nunca tan bien con el protagonista como nosotros mismos. Es una novela única, irrepetible e inigualable, de la cual solo nosotros podremos modificarla, pero solo mirando hacia el futuro y aprendiendo de los errores ya cometidos, pues el pasado, pasado está. No se puede cambiar. Y esto es lo bonito de nuestra novela: no es un borrador, es la obra corregida, editada y publicada. Nosotros tenemos el poder de elegir si aprendemos del pasado, o no. Nosotros mismos somos los que elegimos cuando el presente seguirá siendo nuestro futuro o ponerle un final y que pase a ser pasado.
Los finales siempre están presentes. A veces pueden ser un punto y seguido, un punto y a parte o el final de un capítulo, pero no el final de nuestra novela porque, día a día, seguimos escribiéndola.

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