viernes, 5 de octubre de 2012

Capítulo 17

(Hola a tod@s. Perdón por la ausencia de capítulos, pero 2º de Bachiller es muy estresante :S Pero os dejo una pequeña recompensa por la espera y haber sido taaaaan pacientes: un capítulo 17 muy extenso.)


Estaba esperando a Cris, ¿dónde se metía? Llevaba más de cinco minutos esperándola.

Esta chica…

En esto de esperar le recordaba un montón a Layla, ambas eran muy tardonas.
También era cierto, que para lo que iba a hacer en unos minutos, no necesitaba de su compañía, pero le daba mucha seguridad estar con ella. En la anterior noche, y con ayuda de los privados de Layla, había tomado una decisión, que iba a llevar a cabo en breves.

-¡Guapaaaaaaa! ¡Qué no me entere de que ese culo pasa hambreee! – Gritó un chico que pasaba con la bici por donde estaba Lucía. Ella le saludó con su dedo corazón.

Se estaba desesperando por la tardanza de Cris, y con gente como el chaval ese, no iba a aguantar mucho más.

Le dio un toque.

Le gustaría hablar con Layla también. Saber su opinión sobre lo que va a hacer ahora. Ella y Cris son su apoyo, era cierto que también estaban las gemelas, pero esas iban más a su rollo. Mala suerte que su abuela no tuviera fijo, y se gastaría un dineral si la llamaba por móvil, ya se lo contaría cuando volviera.

Solo esperaba que fuera la decisión correcta.

Cansada, se sentó en el bordillo que hay siempre para delimitar las playas, echó un vistazo al móvil a la espera de tener noticias de Cris, pero nada.

Tuvo que poner los pies apoyados en el bordillo y agarrarse de las rodillas, ya que sus shorts vaqueros tenían el inconveniente de que todo el relieve del bordillo quedara impreso en sus piernas, y no era plan tener las piernas marcadas.

-Hola. – La saludó Cris, y antes de que pudiera añadir algo Lucía, continuó-: Perdón el retraso, mi padre me ha llamado para ver si quería pasar le finde allí con él, pero no le he contestado aún: no sé si ir.

-¿Y eso?

-Pues… es que…

-¡Suéltalo! – Le ordenó Lucía, que empezaba a desesperarse.

Cris se sentó a su lado. Llevaba un vestido blanco con flores estampadas azules, lo suficientemente largo para que no quedaran marcas en sus muslos.

-No sé como estoy con Rubén.

-¿Con Rubén? Pero si se os veía muy felices a los dos. No lo entiendo.

-Llevamos unos días en los que él está muy raro… No sé, lo mismo no tiene unos días buenos, pero que no lo pague conmigo, ¿no?

-Pues sí…

-Pues eso, tía… Que no sé si ir, porque para estar así… Y para ir, y que él se entere y no vernos… Me quedo aquí.

-Tranquila, son rachas, ya verás cómo se le pasa, y si no... habla con él.

-Eso haré. – Y de un salto se puso de pie. – Vamos a lo que vamos, ¿o qué?

-Vamos.

Camino de la playa, Cris pensó en Lucía. Era raro en ella hacer estas cosas, hacía mucho tiempo que no se pillaba por un tío, desde la pelea con Sara. Ella lo negaba, pero la volvía loca. Esperaba que todo saliera bien esta tarde, otro golpe así de este tipo para ella y no volvería a poner los ojos en otro tío.

Llegaron diez minutos antes de lo pactado. No podían verlas juntas y tenían que repasarlo.

Lucía se subió al tobogán del parque que había en la playa y se escondió en la caseta que había en lo alto. Desde allí podía ver y escuchar, y no ser vista. Era el sitio perfecto.

Cris estaba justo debajo, apoyada en el tobogán, esperando. Era una locura, pero tenía que demostrarle que el amor existía.

A lo lejos, se veía alguien. Lucía lo podía ver perfectamente. Llegaba pronto.

Vaya, pensó, era raro. La primera vez que quedaron él se retrasó. Iba muy guapo, unos vaqueros cortos y una camiseta de tirantes tan típica de los tíos, de un azul normal, ni claro ni oscuro. Destacaba mucho su cuerpo, era un color que le favorecía.

Se paró en frente de Cris, y la miró secamente. En sus ojos se mostraban las dos noches anteriores sin pegar ojo,y su preocupación.

-Hola. - Saludó Cris. Estaba nerviosa. Se tocaba el pelo, quería mirar hacía arriba, saber que todo iba a salir bien y tener el apoyo de Lucía en esta situación tan rara, pero no podía: lo descubriría todo.

-Hola. - Su voz sonaba decaída, a Cris le daba mucha lástima, iba a pasar uno minutos muy crueles, pero todo valdría al pena. O eso esperaba ella.

Lucía estaba atenta.Había sido un saludo muy seco y frío. Pero en unos minutos todo estaría bien, sonrió para sí misma confiada. Estaba ya un poco cansada de estar escondida entre las cuatro "paredes" de madera de ese tobogán que tan bien la escondía.

Dio un suspiro antes de hablar:

-No sabemos nada de ella, aquella noche se encerró en su cuarto, y a la mañana siguiente cuando su madre se fue a trabajar, desapareció. - Sabía que tenía que parecer real y desesperada. Evitó en todo momento mirarlo a la cara mientras hablaba con él, tenía miedo de que algún pequeño gesto, el más mínimo que fuera, la delatará. Que supiera que todo era mentira. Se miró los pies, que dibujaban pequeñas lineas en la arena.

La cara de Francis era un poema: estaba totalmente desencajada. En ese momento, Cris pensó en echarse para atrás, y para aquello. Lucía estaba siendo muy cruel con él, hacerlo pasar por esto. ¿No sabía que él se echaría la culpa automáticamente? Pero así era Lucía...

Podía imaginar la cara de Francis en estos momentos. Quería salir de la caseta del tobogán, y decirle que estaba ahí. Pero no podía, necesitaba hacer esto, saber si de verdad le importaba a él, no quería que pasará algo como hace un tiempo, cuando sucedió la pelea con Sara.

-¿La habéis llamado al móvil? - La voz de Francis era apenas un susurro. Tenía las manos en los bolsillos, con los hombros decaídos. Se notaba que estaba desesperado por Lucía, y en el fondo, sabía que él tenía parte de culpa de su desaparición. Él la conoce mucho, aunque solo hayan sido cosa de unos días de quedar, pero esos días han sido precedidos de muchas conversaciones por tuenti. Conversaciones donde ella se le ha abierto a él como el día que se cruzaron en la playa por la noche, aquel día que él huyó de casa porque... Eso no importaba ahora, lo que importaba era que él sabía que era tenía un pronto que no podía controlar y estallaba, soltaba todo lo que pensaba, y eso le encantaba de ella, por eso, tenía que haber tenido cuidado el último día que se vieron, pero se dejó llevar... Y ahora, estaba desaparecida.

-Sí, pero no lo coge... Pensaba... pensaba que tú podías hablar con ella. - El momento se acercaba...

-¿Hablar con ella? No tengo su número de teléfono. Solo su tuenti. - Francis no estaba bien, pensaba que podría hacer algo, o que le iba a decir Cris que Lucía no quería saber nada de él, no su desaparición. ¿Cómo iba a hablar con ella?

-Pues... hablando con ella. -Venga, pensó Cris, sal ya, Lucía.

-No te entiendo, Cris. ¿Es una broma? - Quería estar solo, y Cris bromeaba con él. Esto no era justo. Bastante mal lo estaba pasando ya. Quería irse. Miró su reloj impaciente, solo un minuto más. Cambió el peso de su cuerpo de un pie a otro.

Lucía se acomodó en el tobogán, preparada para bajar por él tan ardiente como estaba, se iba a quemar entera, pero en el fondo se lo merecía por estos minutos que le estaba haciendo pasar al pobre Francis. Pero las piernas las tenía pegadas al pecho, para que no se vieran descansando en el tobogán amarillo. Por suerte, Francis estaba de espalda a ella, y no vería nada.

-Claro que no. - Cris se impacientaba cada vez más, ¿por qué no salía Lucía?

Pasaron varias cosas a la vez. No sabría decir en qué orden ocurrieron casa cosa. Francis se giró para irse, no estaba de humor para esta situación, quería aislarse del mundo. Cris, desesperada por la ausencia de Lucía, que no salía del tobogán, decidió subirse a él a por ella. Lucía, bajó del tobogán, en el mismo instante en que Francis pasaba delante del tobogán, perdiendo por completo la visión de poder verla.

Lucía, ante la desesperación de poder perderlo por completo, salió detrás de él para poder alcanzarlo, y lo abrazó por detrás. Cris ya no pintaba nada, así que se fue.

Cuando Francis sintió ese abrazo inesperado, Le pasaron varias cosas por la mente: su madre, alguien que lo había confundido con otra persona o ¿Lucía?

Llegó el momento de tragarse su orgullo.

-Francis, por favor, perdóname. - En ese momento, él se dio la vuelta, estaban cara a cara, y sus corazones dieron un vuelco. - Sé que mi comportamiento y la forma de irme de tu casa no fue la correcta. - Lucía lo miró a los ojos. Esos ojos medio azules, medio verdes y que conforme se acercaban a la pupila se iban oscureciendo. - Lo de ahora ha sido una encerrona. - Confesó. - Francis, me importas mucho, no sé si es muy pronto o repentino, tampoco sé exactamente que son estos sentimientos, pero... quiero estar contigo.

Y acto seguido lo besó. Un beso dulce, lleno de sentimientos por ambos. Un beso muy deseado, un beso inesperado y que pilló por sorpresa a Francis.
El primer beso de uno, y el primer beso con sentimientos de otra.

Sólo sus latidos y respiraciones acompañaron a esos segundos tan especiales, junto con el suave vaivén de las olas al romperse en la orilla.

Francis sentía por fin aquellos labios tan dulces que tanto ha deseado,y por un momento, toda la angustia que tenía, había desaparecido por completo.

Se separó de ella y la miró a los ojos.

-Yo también, Lucía. - Y no pudo evitar una sonreír.