sábado, 25 de junio de 2016

Solitaria

En el mes de febrero, un día decide ser primaveral en medio de tanta lluvia y ciclogénesis explosiva.
Los universitarios a mi alrededor se quitan chaquetas, pañuelos... cualquier cosa que proporcione un poco de calor al cuerpo humano. Todos andamos buscando el sol, hoy no queremos sombra.
A pesar de mi feroz hambre, que sería capaz de devorar un plato de pasta que rebosara, decido caminar hasta el piso y no coger el bus. Mi cuerpo necesita tomar los rayos del sol para tener vitamina D. Busco entre los apuntes y carpetas de mi mochila mis cascos y los coloco sobre mi cabeza, perfectamente cubriendo las orejas, y le doy al reproductor de música del móvil. Últimamente me ha dado por escuchar todo en inglés, salvo alguna excepción con Pablo Alborán. Entre tantas canciones de Taylor Swift o The Wanted, se cuela él con esa voz.
A veces cierro los ojos mientras camino y dejo que mi mente escape de la rutina mientras sigo caminando, pero solo unos segundos, no quiero estrellarme con nadie.
Por primera vez, desde hace meses, me siento a gusto conmigo misma. En el pueblo, con las amigas, los padres, la gente que te conoce, es imposible pasar desapercibida, ir escuchando música sin más, sin hablar con nadie, observando lo que quieras o mirando el suelo si lo prefieres. Puedes ser libre por unos momentos, sin que no importe nada más que yo en ese instante, mis pensamientos, mi música, cada paso que doy. Eso
Cierro los ojos de nuevo por un momento y dejo que los suaves rayos del sol acaricien mi nuca, mis brazos desnudos, mi rostro cuando los busco. Me gusta.
Me encanta sentir esto, hace hasta calor y todo, no es el frío rutinario típico de estas fechas, es... es algo mejor.
Podría pasarme los días sola y no me importaría. Disfruto con mi propia compañía que, a veces creo, es lo único que necesito, al menos durante unos minutos al día.
Estoy llegando al piso, y la verdad es que no me apetece para nada llegar y encontrarme entre la sombra propicia de las casas,  quiero el sol sobre mí el máximo tiempo posible, pero empieza a nublarse, y en la sombra reinan los restos del invierno, del frío que propiamente pertenece a este mes del año.

Hoy, solo ha sido un pequeño atisbo de esperanza. 

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