Layla no sabía cómo
reaccionar. Sabe que solo pasaron unos segundos desde que sus ojos se posaron
en aquella chica mientras abrazaba a Adrián, pero para ella habían pasado
horas. Sentía como si le hubieran tirado una jarra de agua fría por encima, y
estuviera empapada mientras poco a poco se congelaba. Estaba paralizada.
-Bueno…– Rompió el hielo
Adrián. – Ahora vamos p’allá.
-Vale… – Logró contestar
secamente.
Contempló como Adrián y
aquella chica salían de la discoteca, y ella se quedó allí, observando quieta
como una estatua.
-¿Qué haces aquí? – Le habló
Carmen. Era incapaz de reaccionar. Pero lo que más le preocupaba a Layla era su
reacción, ¿por qué reaccionaba así? ¿Tan importante era en su vida Adrián? ¿Y
“El hawaiano”? – ¿Layla? ¿Estás bien?
-Sí, sí. Perdona. – Contestó
rápidamente. – Vámonos. – No quería calentarse la cabeza, eran fiestas, solo
tocaba divertirse.
No sabía ni la hora que era,
la discoteca comenzó a vaciarse hace un rato. Layla estaba con su primo, todos
los demás se habían ido. Debían de ser cerca de las cinco de la mañana.
Su primo la había invitado a
varios chupitos. Ella aguantaba muy bien el alcohol, pero cuando llegaban los
chupitos… A fin de cuentas, era lo que ella quería: no pensar en nada.
La música retumbaba en su
cabeza, solo se reía de las tonturas de su primo. Estaban apoyados en la barra
de la discoteca, contándose cosas de los últimos meses.
-Primita… creo que va siendo
hora de irnos. ¡Es solo el primer día, y mira qué hora!
-Tienes razón… – Estaba lo
suficientemente cansada para llegar y acostarse en su cama, y no pensar.
Se dirigían hacia la puerta.
Su primo se paró a saludar a un chico del pueblo. Layla se puso a mirar a su
alrededor, se prometió que nada de chicos, ¿qué le pasaba?
Se dirigió hacia la puerta
mientras le hacía una señal a su primo, así tardaría menos.
Abriendo la puerta se chocó
con una chica.
-Perdón… —Se disculpó.
-No pasa nada. – Contestó ella.
Cuando se miraron, la mirada
de disculpas de ambas, cambiaron a ser miradas de odio. Esa chica era la que
estaba con Adrián.
Era rubia, con el pelo liso
y flequillo recto. No podía distinguir el color de sus ojos, pero a simple
vista era guapa. Quizás un poco pequeña, 15 años aproximadamente, pero con
tanto maquillaje aparentaba dos o tres más. Llevaba tacones y unos shorts de
talle alto.
Nunca antes la había visto
por el pueblo.
Le echó una última mirada y
salió de la discoteca. Cuál fue su sorpresa que Adrián estaba esperando ahí
fuera a su chica.
Se miraron.
Genial,
pensó, tanto alcohol y al final para nada…
Noche de rayamiento, otra vez…
-Hola. – Le saludó Adrián.
-Hola. – Respondió secamente.
¿Qué quería ahora?
Resopló. ¡Por Dios, que salga ya Toni!
Se apoyó en la pared,
mirando a la nada, esperando a Toni.
-Es solo un royo. – Soltó de
golpe Adrián.
Layla fue a buscarlo con la
mirada, cuando se lo encontró en frente suya. Demasiado cerca.
-¿Y? – Contestó lo más borde
y pasota que pudo.
-No me importa, ¿sabes?—Demasiado cerca, demasiado cerca…
-Y te lo vuelvo a repetir:
¿y? – Pff… como siguiera así, no se responsabilizaría de sus actos, y no le importaba
mucho la cría que había dentro.
-Se te nota a leguas. Vamos,
¿me lo vas a negar? – Su tono era tan vacilón, tan seguro de sí mismo… Le
recordaba a Pablo, el chico rico de la playa que iba detrás de ella; pero Adrián
era distinto. Había algo en Pablo que le decía que se alejara de él, que no era
bueno, pero con Adrián… Simplemente por cómo le estaba hablando se notaba un
montón que era como Pablo, pero tenía algo…
Su rostro se estaba
acercando demasiado al de Layla, ¿qué debía hacer: la cobra, largarse sin más,
dejarlo, lanzarse sobre él? Eran demasiadas cosas en su mente, y el alcohol le
decía que se dejará, pero no solo el alcohol, sino que ella quiere. Sí, lo
quiere besar. Desde que lo conoció, desde que lo vio por primera vez en las
escaleras. Desde ese momento, la ha vuelto loca.
Sentía ya su aliento,
estaban a punto de besarse, por fin…
-Ejem… ¿Layla? – La llamaron
interrumpiendo el beso que no logró realizarse.
-Hola, Toni... – Logró titubear.
¡Qué vergüenza!
En ese momento, la chica
rubia salió de la discoteca. Buscó a Adrián con la mirada, estaba a varios
pasos de ella. ¿Cuándo se había alejado?
La chica rubia miró a Layla
con odio, y se lanzó a los brazos de Adrián hasta llegar a sus labios y
zamparle un beso, algo brusco, para marcar territorio.
Layla apartó la mirada. Le
recordaba a lo vivido instantes antes. Fue al lado de Toni y llegaron a casa de
la abuela en silencio.
-Hasta mañana, Layla. – Se despidió
fríamente Toni.
-Adiós… – dijo, nuevamente,
avergonzada.
Layla se giró para meter la
llave en la cerradura, cuando Toni dijo:
-Ten cuidado con lo que
haces, puedes buscarte problemas; y no lo digo por mí. – Seguidamente, Toni se
fue.
Layla no se atrevió a
girarse y mirarlo. Tenía razón, le estaba agradecida por que hubiese aparecido.
Fuera royo o novia, Adrián estaba
pillado, no era libre. Y si no llega a ser por Toni, la chica rubia los hubiera
visto, y se habría liado una buena.
Después de quitarse la ropa
y el maquillaje, se metió en la cama. Estaba calentita, eso le vendría bien,
porque tenía mucho sueño.
Era lo noche siguiente,
estaba esperando en el parque a que apareciera la gente. El banco estaba frío.
Podían llegar ya, que me voy a congelar.
Llevaba su falda negra de vuelo,
que era más larga por detrás, con una blusa blanca de media manga. Se estaba
congelando.
Por la fuente venía un
chico, ¿sería del grupo?
Después de unos pasos más,
lo supo: era Adrián.
-Hola. – La saludó, traía
consigo una sonrisa picara.
-Hola, ¿y el resto? – Después
de lo de ayer, quería poner un poco de distancia. Asociaría su comportamiento al
alcohol.
-Les falta un rato más. – La
sonrisa creció.
-¿Cómo? – Se estaba
empezando a asustar. Se levantó del banco, e inconscientemente, dio un paso
hacia atrás.
-No huyas. No pasa nada. Solo
he querido quedar contigo un poco antes…
-Mira, Adrián, lo de ayer fue
un error, ¿vale? Iba un poco contenta, eso es todo. Ahora vete con la rubia y déjame,
¿vale? No quiero problemas. – Dos, tres, hasta cuatro pasos dio hacia atrás.
-No sabes mentir. Muy mal…
Layla… Muy mal…
Echó a correr, se dirigía a
la plaza del pueblo, a menos de cincuenta metros, allí había un bar, estaría a
salvo.
Corría como si el viento la
llevará, hasta que chocó con alguien. Vaya,
nada más que chocándome con la gente.
Cuando miró quién era la
persona con la que se había chocado, se quedó helada. “El hawaiano”
Pe… Pero… ¿Qué era esto?
La cabeza le daba vueltas, ¿Qué
hacía él aquí?
Quería dormir, estaba
cansada. Esto le superaba. No podía ser posible.
Olió su fragancia, era elegante
y atractiva. Quería decirle tantas cosas, lo que sentía por él, que siempre le
ha gustado a pesar de no estar nunca juntos, quería decirle tanto…
“El hawaiano” la abrazó, y
ella se dejó abrazar, se fundió en ese abrazado con él. Cerró los ojos, solo quería
estar con él, y dejar a Adrián en el pasado.
¡Adrián!
-¡Tenemos que irnos! Hay un
chico que está loco, ¡Vámonos!
Tiró de él.
-¡Vamos! – Estaba desesperada.
-Tranquila… – Su voz era tan
dulce, tan tierna. Lo hacía más irresistible aún. – Nos ha visto y se ha ido.
Se abrazaron nuevamente.
-Vale… Ahora, ¿qué haces aquí?
¿Cómo sabes quién soy? ¿C..
-Shh… – La calló, mientras ponía
su dado índice sobre su boca para que la cerrara.
Le dio un beso en la
mejilla. Sus labios eran tan tiernos…
-He hablado con Lucía. Yo
también me fijé en ti. Te vi varias veces en la playa con ella tomando el sol. –
Hablaba entre susurros.
Layla quería llorar de
felicidad. Qué buena era Lucía…
Lo miró a los ojos, unos
ojos claros…
Y sintió sus labios sobre
los de ella…
Buah, me e enganchado una barbaridad a tu novela. Yo tambien soy escritora ¿sabes? Estoy escribiendo un libro y espero publicarlo algun dia :) Tu seguro que publicas el tuyo y yo sere la primera en comprarlo. Te dejo aqui mi blog que aunque no sea una novela son los textos que voy escribiendo:) http://tengo1sentiemiento.blogspot.com.es/?m=1
ResponderEliminarUn beso.
Me alegro de que te guste =)
EliminarSeguro que tendrás mucha suerte y publicarás también, la clave está en no rendirse nunca.
Un beso
Me encanta enserio, espero ansiosa el siguiente capitulo, y como dice la persona que a comentado antes que yo, cuando publiques un libro me lo comprare si o si.
ResponderEliminarCon carino @MonicaDougie
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarEn Navidad estará el próximo capítulo :)
EliminarMe alegro de que cuente con vuestras compras :P
Un beso
Lo amo*------* Me encanta como es Layla, lo que pasa es que me daba un poco de miedo Adrián en el sueño xD Bueno, espero ya el siguiente y con ganas :3
ResponderEliminarEn los sueños siempre se exagera la opinión o los pensamientos que tenemos acerca de una persona.
EliminarEn unos segundos tienes el siguiente capítulo
Me gusta mucho tu historia, te sigo desde ahora mismo :)
ResponderEliminarYo también tengo una novela, aunque ahora esta parada debido a que después de vacaciones tengo exámenes. Si quieres puedes pasarte :)
http://masalladelaedad.blogspot.com
Es lo malo del curso xD
EliminarSuerte y ánimo
Me llamo Carmen Laya y me ha parecido muy romantico y me ha encantado el giro tan inesperado. Me he leido los capitulos d un tiron engancha mucho. En cuanto tu novela llegue al papel sere d las primeras en comprarla. Mucha suerte. Espero con gran emocion los proximos capitulos. P.d. Me siento identificada con lucia las dos explotamos rapido ;-)
ResponderEliminarHola :)
EliminarMe alegro de que te guste y te veas reflejada en los personajes, no hay mayor satisfacción para alguien que escribe que conseguir eso.
Me alegra con contar con una nueva seguidora:D
un beso