viernes, 22 de febrero de 2013

Capítulo 21

Cuando llegó a la calle de su abuela, se sentó en el bordillo de la acera y comenzó a llorar. Por suerte, Adrián no la había seguido. Dejó que sus lágrimas brotaran de sus ojos y recorrieran sus mejillas sin motivo alguno. No sabía porqué estaba llorando, solo que le apetecía, y mucho.
Quizás pasaron unos pocos minutos, o muchos, cuando Layla dejó de llorar, pero porque sus ojos estaban ya secos. Intentó no dejar rastro de su llanto por su rostro con el dorso de su mano que se manchó de negro por los restos de rímel que se habían corrido por sus mejillas. Seguramente, su aspecto era terrorífico. No quería pensar en la cara que pondría su abuela al verla. Su respiración había vuelto a la normalidad e intentó dejar su mente en blanco después de que cayera la última lágrima de sus ojos, de momento con éxito.
No quería pensar en nada.
Cuando se encontró con fuerzas y ánimo suficiente, se levantó y se limpió el trasero cuán fue su sorpresa de observar sus manos con un leve rastro de sangre.
Mierda, pensó, la regla.
Miró hacía el suelo y no estaba manchado y sin pensarlo dos veces se dirigió a casa de su abuela.
Por suerte, su abuela no estaba. Se dirigió tranquila al dormitorio y cogió una muda limpia de ropa interior y el pijama. Dejó el bolso y las deportivas y fue directa al baño. Abrió el grifo, dejando que el agua cayera hasta tener una temperatura decente para salir después con la piel roja y eligió "pista aleatoria" en la reproducción de su móvil. Se escuchaba Stronger de Kelly Clarkson cuando Layla se adentró en la ducha.
No quería pensar, aunque sabía que no tardaría en llegar ese momento. Pero quería atrasarlo y estar tranquila para cuando llegara.
Un repertorio de canciones sonaron en el tiempo que duró la ducha. Pasando por Porta, Melendi o Pablo Alborán y por Britney Spears o Paramode, entre otros.
Decidió dejarse el pelo mojado, pero antes de ir hacia su cuarto se lo secó con la toalla.
Cuando llegó a su dormitorio, se tumbo en su cama y retomó la lectura de "Esta noche dime que me quieres".
La despertó un sonido repetitivo, algo parecido a una alarma o despertador. Le llevó unos segundos, mientras se orientaba e intentaba reconocer el sonido, darse cuenta de que era el tono de llamada de su móvil lo que la había despertado.
Alargó la mano hacia la mesita para contestar la llamada, cuando se cortó. Pero no se preocupó en mirar quién era.
Había pasado un par de horas desde lo sucedido con Adrián y ya se había relajado lo suficiente. Era la hora.
Se miró en el espejo del dormitorio. Su rostro estaba relajado y no mostraba signo alguno de haber llorado anteriormente, en parte gracias a la ducha, ni tampoco mostraba signo alguno de expresión. Era neutro.
Su pelo, acostumbrado a estar siempre liso, estaba revuelto y alocado, debido a no habérselo secado ni peinado y haberse tumbado, y posteriormente dormido, con él mojado. En sus párpados inferiores quedaba un leve rastro de maquillaje negro, que no había logrado irse del todo. La chica que se reflejaba en el espejo vestía una desgastada camiseta nadadora de color blanco roto, que potenciaba sus pequeños pechos, y unos pantalones cortos naranjas con rayas diagonales de color azul, blanco, amarillo, verde y rojo.
El móvil estaba sonando de nuevo. Layla carraspeó un poco antes de contestar puesto que su boca llevaba tiempo sin emitir sonido alguno.
-¿Sí? - dijo a modo de saludo. No miró la pantalla, así que la persona que había al otro lado de la línea era una completa desconocida.
-¿Dónde estás metida? - Era Carmen. - Llevó desde hace unas horas sin verte y no me contestas el móvil... - Parecía algo enfadada, o quizás molesta o irritada.
Layla no pensó mucho en la excusa:
-Te dije que me acompañaras a la casa de la abuela pero te perdí de vista, así que vine yo sola. La cabeza me dolía un poco y decidí quedarme echando una siesta y me acabo de despertar.
-¿Fuiste sola?
-Sí.- Sospechoso... ¿Los habría visto?
-¿Estás mejor?
-Bueno...
- ¿Vas a bajar? - ¿Estaba presa? Esto parecía un interrogatorio.
-No creo... No sé... ¿Qué hora es?
-Será cerca de las siete, más o menos...
-No creo... La discoteca cerrará en menos de una hora...
- ¿Seguro que estás sola? - Otra vez, qué pesada...
-Sí.- Contestó cansinamente.
-Ahora después me pasaré, ¿te importa?
-No, para nada.
-Okey, hasta dentro de un rato. - Y colgó.
Layla se quedó pensativa... ¿Qué sabría su prima? Y lo más importante: ¿Lo sabría alguien más?
Se sentía un poco culpable por la bofetada que le había dado a Adrián. No debería de haber reaccionado así. Se imaginaba a Lucía en esa situación, ella le hubiese dado el tortazo como ella y a parte le hubiera gritado de todo. Se imagiba a Cecilia y a Pilar; Cecilia le habría gritado un montón y Pilar habría echado a correr sin más. Pero, ¿y ella?
Le gustaba Adrián, eso estaba claro. Nunca había entendido en los libros como los personajes se enamoraban tan rápido, pero ya sí. Físicamente le atraía y que fuese el único que le prestó antención nada más llegar, hizo que ella le pusiera más atención de la necesaria; un día ahí, parecía una semana; y el resto fue cosa de su imaginación: ella y su manía de imaginarse el futuro con esa persona, pero así era ella, una chica enamoradiza. Eso le había costado algún que otro palo, y confiaba fácilmente en los demás.
La verdad, tenía diecisiete años, pero en el fondo quería volver a ser pequeña. En menos de un año ya sería mayor de edad. Podría conducir e ir a la universidad, pero eso era otro mundo. Ahora lo que importaba era el presente: Adrián y "el hawaiano".
Adrián... Ese tio le encantaba, aunque una parte de ella lo rechaza por un "sexto sentido". Esa parte de él... Incluso su subconsciente le había jugado malas pasadas con la pesadilla de la noche anterior, pero fue él el único que le prestó atención, y eso le hizo sentirse alguien importante, ¿y a qué chica no le gusta sentirse importante o especial? Era un punto a favor de él, a parte de ser mono, claro.
¿Y si le daba una oportunidad? Podía ser un amor de verano, nunca lo volvería a ver, y no habría problema. Pero no se podía engañar a sí misma, ¿y si terminaba sintiendo algo por él? Por una vez que vio a "el hawaiano" ahora no podía sacarlo de su mente.
Necesitaba consejo. Buscó el móvil entre la cama deshecha y buscó a Cecilia.
«Sabs lo del hawaiano, sabs q soy enamoradiza. Hay un chico.. Que hago? Bstos<3»
Ahora era cuestión de esperar y rezar porque tuviera el móvil a mano su amiga. Necesita la respuesta a su sms urgentemente.
Al levantarse de la cama, cayó un libro al suelo. Era Esta noche dime que me quieres. Al verlo en el suelo recordó que lo estaba leyendo. Cayó en los brazos de Morfeo leyendo. Lo colocó en la mesita de noche y caminó hacia la cocina.
Eran las ocho menos veinte. Solo comería un tentempié, puesto que la hora de merendar ya había pasado, y era temprano para la cena. Rebuscó en la despensa de su abuela y justo cuando encontraba las galletas un débil «bip bip» hizo que se sobresaltara. Dejó las galletas encima de la encimera y corrió hacia el dormitorion.
1 nuevo sms.
«Perdona x lo de antes. Lo siento :'( Saldras sta noche? M gustaria arregla sto. Adri»
«bip bip: nuevo sms recibido»
«Carii FOLLATELO!! :-P olvidate d los imposibles y si sta tremendo.. no lo dudes!! En serio.. Si te gusta.. No lo pienses, liaros y disfruta :D Byeee<3»
¿Estaba claro, no? ¡A vivir el verano! O eso creía ahora.
Espera... ¿Cómo tenía Adrián su numero? Porque otro no podía ser...
Estaba en el sofá sentada cuando tocaron al timbre.
-Voooy.- Avisó.
Al abrir la puerta, se encontró con Carmen.
-Hola.- Saludó mientras entraba. En el salon, miró por todas partes buscando algo, o a alguien, ¿Adrián? Y agregó:- ¿Y la abuela?
-No está. Cuando llegué no había nadie. -Se encogió de hombros. - Quizas esté en misa.- Añadió instantes después.
Carmen se sentó en el sofá, encendió la televisión, y caminó hacia la cocina. Layla descansó en la silla a la espera de que Carmen se mostrara presente allí. Al salir de la cocina traía un bocadillo de jamón y volvió a ocupar su anterior sitio.
-Jodfer tfia, que hambe tego. - Hizo un intento de hablar aún cuando masticaba.
Layla, algo impaciente, esperó que Carmen se acabase el bocadillo y decidiera hablar sobre aquello que tanto interés mostraba por teléfono.
Después de unos minutos, unicamente se escuchaba los sonidos emitidos por la televisión.
-¿Qué hacías con Adrián esta tarde? - Y así era su prima. Cuando menos te lo esperabas, te lo soltaba todo. Por eso no le caia muy bien. Ella era más de por el interés te quiero Andrés, y debido a eso, prefería a Toni.
Layla contestó sin más:
-Quería acompañarme, pero le dije que no-. A pesar del hecho de que ya sabía que le iba a preguntar y se lo había preparado en esos minutos de silencio, estuvo nerviosa mientras le contestaba ya que no sabía hasta que punto vió Carmen.
-Andate con cuidado, prima, su "chica" es to' chunga-. Advirtió.
Layla intentó fingir y hacer qué era una victima más de su juego:
-¿Su... chica?
-Sí, su chica.- Agregó como si fuese lo más obvio del mundo.- ¿Es que no te acuerdas de que han hablado de Isabel, hoy, en el parque?
Layla, interiormente se maldijo. ¿Cómo se le había podido olvidar? Y es que la verdad con tanto calentamiento de cabeza y rayamiento, para ella no parecía que llevaba dos días allí y que hoy era jueves. Para ella, había pasado siglos desde que estaba en su casa tranquilamente leyendo. Rapidamente repasó todo aquel día, volviendo a la realidad.
-Tienes razón, lo había olvidado por completo. Pero... mencionaron algo de una pelea, ¿no?
-Sí, eso dijo... Pero incluso aunque eso sea cierto, no te fies. Isabel es de lo más gentuza que puede haber, aunque debajo de esa fachada de niña dulce y cariñosa no lo aparente. No te conviene tenerla de enemiga, créeme.
-Vale. Lo tendré en cuenta. -Asintió-.
-Esta noche hemos quedado a las once y media en el parque, ¿te apuntas? -Preguntó al levantarse.
-Según como siga... Si estoy mejor, iré; sino, nos veremos en la discoteca. - Layla también se levantó.
-Vale. Pues ya me avisas cuando sepas cosas, que yo me voy a ducharme y eso.
Layla acompañó a Carmen a la puerta.
Cuando cerró la puerta, se apontocó en ella y se dejó caer, haciendo que sus pies resbalaran  por el suelo.
Suspiró.
Había logrado engañar a su prima, pero no estaba muy convencida todavía. Debería de confiar. ¿Qué podía hacer ahora? Lo más probable era que Isabel estuviera esta noche en el discoteca, y mañana, pasado mañana y al otro, no podía estar escondiéndose siempre.
Un recuerdo le vino a la mente. Era hace solo de dos días atrás y ella se encontraba en el coche, llegando al pueblo, cuando se prometió que se iba a olvidar de tíos y disfrutar las fiestas.
-¡Ay, madre!- Exclamó.
Finalmente, al terminar de cenar, se fue a arreglar.
Hoy era jueves, y la gente iría informal pero arreglada, y las "putillas" de turno que irían de boda.
Después de pasar ocho minutos frente el armario, y menos mal que solo se había traído unos conjuntos y no el armario entero...
Decididamente, se pondría su falda negra de gasa y una blusa azul turquesa. Hoy pasaba de tacones y se puso sus sandalias negras.
Se maquilló con su base y colorete rosa, ojos perfilados de azul por el párpado superior y negro por el inferior. Sin sombras y con rímel. Paso por sus labios la barra de cacao, ya se echaría el brillo al salir. El pelo lo llevaba suelto, sacando partido a que hoy se encontrase alocado con ayuda de la espuma.
Todavía eran las once. Para hacer tiempo, se pintó las uñas con un pintauñas del mismo azul que la blusa, y esperó.
A las once y veinte llamó a Carmen para que la esperase, y salió.
Nadie le iba a amargar la noche, y menos una "chunga" como Isabel.
Lo que no sabía Layla, era que lo vivido esa noche le pasaría factura en pocos días.
Hola chicas y chicos.
A Cascabel le queda 10 capítulos y quiero mantener en secreto el final por si alguna editorial se interesa en esta novela y en publicarla. Espero que lo entendais.
Quería agradeceros de todo corazón todo vuestro apoyo, a los que os sumastéis desde el comienzo y los que os habéis ido sumando poco a poco.
Gracias a vosotros esto ha sido posible, por vuestro apoyo, por leer capítulo a capítulo y tener paciencia hasta el siguiente.
¡¡Gracias!!
Esto no es un adiós, sino un hasta pronto. En twitter y tuenti os iré informando de cosas, incluso si pasa muchas semanas subiré alguno para manteneros enganchados y que no os olvidéis de Cascabel.
He decidido cortarlo ahora porque empiezo con los examenes finales de 2°Bach y me resultara más díficil.
Os dejo mi otro blog escritora95pensamientos.blogspot.com.es donde podréis encontrar pensamientos o reflexiones de adolescentes y frases o citas de peliculas, canciones o personajes.
Mi twitter (que utilizo con mayor frecuencia que tuenti) @escritora_95
Me gustaría hacer un vídeo con todos vosotros pero ha habido ya varios intentos y siempre abandona todo el mundo... Si de verdad queréis participar, avisadme.
Un beso, y muchas gracias:)

4 comentarios:

  1. Mola!! Me parece genial lo del final;)) Alomejor llegas a ser cm Blue Jeans....un besito y no t rindasss;)) pasate x mi blog: http://nerelokitanacinfinitesmileshistorias.blogspot.com/ suerteee!!! :))

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola. Muchas gracias!!! Pf.. Blue Jeans es muy grande, pero me gustaría acabar como él.
      Un beso:)

      Eliminar
  2. La historia es'muy divertida la verdad esta muy bien... me lo e leido todo en un dia porque me habia encanchado. Escribe pronto ....

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, me alegro de que te haya gustado tanto:)
      Pues no se si volvere a escribir porque como he comentado estoy buscando editoriales...
      Un beso

      Eliminar