sábado, 23 de febrero de 2013

Capítulo 22

Gracias por las 20000 visitas. ¡Disfrutad del capítulo!


Al final se encontraron en el parque.
Cuando estaban llegando al grupo, Carmen le echó una mirada a Layla de advertencia, para que ella no se olvidara de Isabel. Lo cierto era que no necesitaba que nadie le recordara la existencia de esa chica, más que nada porque después de que Carmen saliera de casa de la abuela, Layla no había parado de darle vueltas a lo que le había dicho, a la conversación que escuchó en el parque, y a lo sucedido con Adrián.
Sus ojos se posaron rápidamente por todos y cada uno de los presentes, en busca de esa chica rubia. Por suerte, o por una señal del destino, allí no estaba.
Por fin, desde que salió esa noche, respiró tranquila.
Había más de diez personas alli, pero ninguna de ellas era Adrián. Estaba el chico de la comida, e iba a acercarse a él para preguntarle sobre Adrián cuando se dio cuenta de que, nuevamente, no recordaba su nombre. Además, estaba hablando con otros chicos y no quería molestar.
Estuvieron hasta eso de las una y media allí, bebiendo, hablando, riendo, e incluso algunos ya estaban bailando.
Layla estuvó todo el rato con Paula y Vero, y aunque su relación con Vero no comenzó muy bien por su tropez con la música, la verdad era que disfrutaba mucho con su compañia. Carmen estaba a ratos, a pesar de que ya estaban acostumbradas a eso, puesto que era bastante sociable y estaba con todos un poco. Varias veces estuvo tentada con ir a hablar con el amigo de Adrián, pero seguía sin recordar el nombre y no sabía como dirigirse hacia él, aunque bien podría decirle: "Oye, ¿y Adrián?". Pero no se convencia, más que nada porque si Carmen los había visto, alguien más perfectamente también pudo, y las pijas merodeaban por allí dejandolo como un mal plan.
Antes de bajar a la discoteca, apareció una cámara de no se sabe donde, y en menos de un segundo ya estaban todos cegados por el flash. Se hicieron varias fotos en grupo, dando la casualidad de que en una de ellas el amigo de Adrián se puso a su lado.
-Hola.- Le saludó con una sonrisa en la cara.
Layla iba a contestarle, cuando les interrumpieron:
-¡Javi! ¡Qué va foto! Shh...
El fash.
Después de aquella última foto, todos se disolvieron.
-¿Qué tal la noche?- Logró alcanzar Layla a Javi. Vero y Paula iban detrás.
-Bien, jaja. Ahora para la disco a continuar la party.
-¡Sííí!- Exclamó una voz lejana. Aquí hasta las paredes escuchaban. Layla tenía que tener cuidado.
-Sí... Pero parece que falta gente, ¿no?
-¡Ah, sí!- Se puso la mano sobre la parte posterior de la cabeza-. Falta Adrián.
Layla lo observaba aliviada: hablaba de la persona que ella quería.
-Me dijo que bajaría a la discoteca solamente, que no estaba de humor.
-Debe de haberle afectado mucho la pelea con Isabel...-Dedujo Layla.
Ella misma se sorprendía de sí misma, y es que a pesar de que ella era muy romántica y enamoradiza, su relación con Nico le valió de experiencia y aprendió a ser más astuta, y a tener un poco de idea.
-No te creas, ¿eh? -La miró-. Era un simple rollo, pero esa tia es muy posesiva...
-Mmm... ¿Agobio? -Preguntó inocentemente.
-Puede... Pero Adrián... Es un chico que va de flor en flor... Es muy raro que se fije en una tia.-Calló, pero tras unos segundos de meditación, agregó-: Pero no imposible.- Eso último lo dijo con demasiado énfatis, pero Layla no quiso darle importancia.
Después de pagar los cinco euros de la entrada más una consumición gratis, todos entraron en el local. Rápidamente, las chicas fueron a la esquina y dejaron los bolsos en la mesa que había. Era las ventajas de ser un pueblo pequeño: no te robaban.
Después de aquello, fueron a pedir. Mientras esperaban las bebidas en la barra, Layla echó un vistazo a su alrededor: un par de críos de unos 13 años se encontraban a unos metros de ella, los ancianos, y los que no tanto, ya habían ocupado su puesto de borrachos en la barra, unos chavales jugando al futbolin, y dos o tres personas más -además de ellos-, completaban el lugar.
Ya en su esquina, Layla contempló al grupo: los chicos iban informales, y las chicas con faldas o pantalones cortos arreglados, acompañados de corpiños o blusas.
El ambiente fue cargandose conforme llegaba más gente. Los flashes, la música y el humo de alguna que otra persona fumando a escondidas, empeoraban las cosas. No paraban de bailar, canción tras canción, Danza Kuduro, Gangnam Style, Bara bara bere bere o Pasarela, entre otras. Toda esta serie de acontecimientos, le hicieron salir a Layla más de una vez a la calle, ya que se sentía agobiada, cansada y acalorada. Necesitaba del aire fresco que le ofrecía aquella noche de verano.
Vió como Marta, la prima de Carmen, se dirigía a la puerta y le dió alcanze.
-Hace mucha calor aquí dentro, ¿eh? - le dijo mientras se posicionaba a su lado.
-Un poco.- Contestó amablemente.
Marta iba a abrir la puerta para salir cuando alguien que iba a entrar se adelantó. Por un milisegundo se le paró el corazón a Layla. Adrián. Cual fue su sorpresa al ver que quién entraba era su primo Toni. Se desilusionó un poco al verlo a él.
-Chicas.- Saludó.- ¿Dónde vais?
Marta sujetó la puerta para que no se cerrase y Layla aprovechó para contestar:
-A la calle. Hace mucha calor.
Marta estaba ya saliendo. Layla miró a Toni, para darle a entender que tenía prisa. No quería perder de vista a Marta puesto que en la puerta se encontraban todos los borrachos.
-Buscame luego, ¿vale?
-Sííí... - se oyó apagadamente, Layla ya estaba fuera.
Conversó un poco con Marta, nunca habían intercambiado muchas palabras, pero congeniaron perfectamente. ¡Incluso intercambiaron el número de teléfono!
Después de media hora -serían eso de las cuatro-, Marta decidió entrar y para no quedarse Layla sola, entró también.
Estaba Marta empujando la puerta para abrirla cuando alguien agarró a Layla del brazo bruscamente. No le dio tiempo a reaccionar cuando le habían dado ya media vuelta y estaba cara a cara delante de un chico de unos veinte años, con un pedo impresionante. No le llevó ni medio segundo dar un tirón y librarse de su agarre.
-Amiga, tú y yo nos conocemos desde que naciste. Estuvimos en la misma habitación, nacimos el mismo día.- Layla se estaba aguantando la risa. Este chico estaba pedo, pero era gracioso. Hablaba bien, pero su rostro delataba todo el alcohol que había en sus venas.
-Claro. -Contestó con una sonrisa en la cara, y automáticamente entró en el local.
Adrián no había aparecido aún. Layla se echó unas cuantas fotos hasta que se acordó de Toni y fue a buscarlo en la barra. Estaba solo, algo inusual en él.
Layla se acercó por detrás y le dio un abrazo, mientras intentaba darle un beso en la mejilla.
-¿Qué haces tan solito? - Deshizo el abrazo y se puso a su lado.
-No tengo un buen día... - Iba con una camiseta de manga corta rosa y unos vaqueros.
-¿Y eso?
-Cuando te vayas a ir, me avisas que te acompañe.- La ignoró.
-Vale...
Quería darle un voto de confianza. Se apoyó en la barra y espero a que el camarero se fijara en ella.
La miró.
-Dame dos chupitos.- Pidió.
-¿De qué?- Laya no tenía ni idea... Era siempre Toni quien los pedía. Sabía que había unos que eran muy dulces, pero no sabía si eran de regaliz o gominola.
Le echó una mirada a Toni con la esperanza de que dijera algo. Se le acercó al oído y le susurró algo. En menos de 5 segundos tenían servidos dos chupitos de color morado. Layla buscó en su bolso el monedero, que había cogido antes de ir en busca de Toni, pero éste se le adelantó y pagó con 5€. Nuevamente, se acercó a la oreja del camarero y le respondió con un gesto negando. Toni volvió a insistir, y antes de que Layla se percatase, otros tres nuevos chupitos amarillos se encontraban frente ella.
Brindaron los tres, y antes, claro está, apoyaron el vaso en la barra, ya que quien no apoya, no folla.
El camarero desapareció, y Toni estaba observando a Layla cuando agarró el chupito y se lo bebió. Rápidamente se lo bebió también Layla.
El camarero se pusó frente ellos con una botella y tres nuevos vasos. Una ronda por su parte, otra de Toni, un intento de Layla y el rechazo de Toni provocando otra ronda por su parte. El camarero estaba atendiendo a una pareja pero su novia lo sustituyó. Dos rondas más.
Layla se encontraba un poco mareada. Tuvo que sentarse en un taburete y apoyar la cabeza en el filo de la barra, que estaba forrado de algo semejante a una colchoneta.
Dos rondas más, cortesía de su primo. Una, por la camarera. Layla no podía ni levantar la cabeza. La sentía muy pesada, ¡y eso que había pasado media hora!
Oía como Toni hablaba con alguien, se estaban saludando, o eso creía ella.
El camarero volvió con cuatro vasos, incluyendo al amigo de Toni. Layla apenas se movió.
-Tú ya no bebes más por hoy.- El semblante de Toni era serio, tan serio, que Layla no pudo evitar reirse.
En un reflejo vio al amigo de Toni desaparecer y aparecer, como avisando a Toni de algo o dándole el visto bueno.
-Vamos a casa de la abuela, anda...
Una ráfaga de aire fresco le dio de sopeton a Layla en la cara. Toni la tenía agarrada de la cintura, mientras que ella descansaba su brazo en el cuello y hombros de su primo. Le pareció muy gracioso que él tuviese que llevarla a ella encima, y volvió a reírse, esta vez siendo las risotadas más fuertes y exageradas.
No recordaba cómo, pero estaban al principio de la calle de la abuela sentados en la cera de enfrente a donde ella había estado esa tarde.
Toni en ningún momento abrió la boca, y Layla en cambio, no paraba de reírse, ya fuera porque pasaba un coche o una hormiga.
-No puedes entrar así a la casa de la abuela. Nos esperaremos aquí un rato hasta que se te pase un poco.- Ordenó.
Layla hizo ademan de sentarse en la acera. Estaba mal y borracha, pero su primo no abrió la boca en ningún momento y estaba preocupada porque estuviera enfadado con ella.
-Primo...- Lo llamó. Pero no obtuvo respuesta alguna por su parte.
Calló. No sabía qué podía hacer para llamar su atención, y su cabeza no le permitía pensar claramente, ya que el alcohol se lo impedía.
Estuvieron un rato guardando silencio, donde Toni tenía la mirada fijada en un punto lejano y fijo y Layla cambiaba continuamente de objetivo debido a que se sentía incómoda en esa situación. Nunca se había encontrado con su primo en esa escena, donde ambos callaban. Siempre habían tenido de qué hablar, reír, pasarlo bien juntos. Aparte de primo, era su amigo y confidente. Era su Toni.
-Primo... -Lo intentó nuevamente.
Por primera vez en todo el rato que llevaban allí, Toni la miró, haciendo que la cara de Layla se descomponiera por completo al observarlo. Su rostro denotaba tristeza, nunca Layla lo había visto así. Sin pensarlo, se abalanzó sobre él y le abrazó como si su vida dependiera de eso. Quería hacerle notar y transmitirle que, fuera lo que fuera aquello que le pasaba, podía tener su apoyo y no llevar todo el peso él solo. Se quedaron abrazados bastante rato, hasta que Toni se separó de ella y limpió sus lágrimas con un pañuelo que tenía guardado en el bolsillo.
Layla la observaba con una profunda tristeza y compasión, y para qué negarlo, también con un poco de pánico y temor ante aquello que tenía a su primo de ese modo.
-Tengo problemas de corazón... -Y sin mirarla, sentenció:- Voy a morirme.

6 comentarios:

  1. Molaaa muchooo!! Me encanta, corazon!! Sigue asiiii!! ;)

    ResponderEliminar
  2. Yo me llamo Vero :D
    Pero la verdad es q se me da bn la música. Jejeje!
    Me gusta! UN BESO!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola :D
      ¿Ah, sí? ¿Te gustaría hacer algo para Cascabel?
      Un beso

      Eliminar
  3. He encontrado hoy tu twitter y en él salía tu blog y me he leído todos los capítulos esta mañana. Escribes genial, sigue así, tienes futuro. ¡Besos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Vaya, me alegro de que te haya gustado tanto :)
      Un beso, y muchas gracias

      Eliminar